Si alguien, además del representante de Retesa, ha seguido con especial interés la innovación del PGOU para cambiar el uso de la parcela IDR4, ese es el presidente de Rabanales 21, Manuel Pineda, que, junto al director de la sociedad, Juan Manuel Cuadros, han estado desde hace tres años pendientes de los avatares de esta modificación urbanística que lo mismo avanzaba, que daba marcha atrás. Manuel Pineda explicaba ayer que la sensación que tenía es de «cierta tranquilidad porque desaparecen las incertidumbres», que no han sido pocas hasta ahora. Pineda mostró su deseo de que «a partir de ahora los procesos sean más ágiles y que podamos tener un parque innovador y tecnológico». Para ello, aún queda recorrido, ya que a partir de enero se esperan nuevos cambios para poner en práctica el plan de viabilidad aprobado por Rabanales 21 para sanear su situación financiera.

En los tres años que ha necesitado la modificación de PGOU ha habido dos momentos críticos. El primero tuvo lugar el año pasado, cuando los trámites se pararon ante las dudas que suscitaba un informe de Comercio, que se superaron después de distintas negociaciones que acabaron con el compromiso de dedicar parte de la parcela comercial a innovación. Así, la parcela de 39.379 metros cuadrados pasó de una superficie edificable de 16.000 metros a 18.823, de los que 16.000 serán para la gran superficie comercial minorista (85%) y 2.826 para I+D+i (15%). El segundo fue a principios de este año después del informe de Ordenación del Territorio que exigía un documento de evaluación ambiental, que obligó a empezar los trámites casi desde el principio, por lo que la innovación tuvo que aprobarse de nuevo de forma inicial, provisional y definitiva. Ahora todo aquello es historia.