Los cambios de hábitos en la sociedad tienen cada vez más efectos en la población, cuyo crecimiento vegetativo sigue siendo negativo. La estadística del movimiento natural de la población del INE, relativa al año 2018, muestra que en Córdoba los nacimientos caen por quinto año consecutivo y que continúan en mínimos históricos. Durante el año pasado vinieron al mundo en la provincia 6.199 niños, un 4,5% menos que un ejercicio antes, cuando nacieron 6.497. Desde 1976, ejercicio en el que se registraron 12.781 nacimientos, la cifra ha ido bajando, aunque con picos de subidas como la que se produjo en el 2008, cuando se alcanzaron los 8.679, casi un 29% más que una década después, o en el 2014, cuando hubo un leve repunte en relación al 2013. A partir de ese momento la caída ha sido en picado. Es más, si ya en el 2017, y como adelantaba este periódico el año pasado, los nacimientos habían descendido al nivel más bajo al menos desde 1858, según las series históricas documentadas por el IECA, durante el 2018 se ha superado ese récord negativo. En cuanto a la capital, continúa también el ritmo descendiente de nacimientos, que han decrecido casi un 7%, bajando de 2.700 a 2.515.

Las defunciones superaron otro año más a los alumbramientos, aunque, en esta ocasión, han sido menores que en el 2017. Si hace dos años murieron en Córdoba 7.873 personas, el año pasado lo hicieron 7.827, es decir, 46 menos. La evolución de los fallecimientos es más dispar y tiene subidas y bajadas a lo largo de la serie histórica. En la capital ocurre algo similar que a nivel provincial y la cifra de personas fallecidas bajó levemente, pasando de 2.960 en el 2017 a 2.928. Sin embargo, lo más llamativo es que el número de defunciones supera al de nacimientos y que el crecimiento vegetativo arroja un saldo negativo, lo que significa que en el 2018 hubo 1.628 muertes más que vidas nuevas. La diferencia es mayor aún a la de un año antes, cuando el crecimiento vegetativo fue de -1.376.

La tasa bruta de natalidad, es decir, los nacidos por cada mil habitantes, fue también la más baja de la serie histórica y se situó en el 2018 en un 7,9, por lo que cayó en relación al 2017 (8,25). En 1976, por ejemplo, estaba en 17,58. En cambio, la tasa bruta de mortalidad (fallecidos por cada mil habitantes) fue del 9,97 (9,99 en el 2017). Como dato positivo, la esperanza de vida al nacer ha aumentado ligeramente en Córdoba, pasando de los 82,22 años a 82,51, la más alta de la serie histórica.

Algo más de la mitad de los recién nacidos, 3.153, eran niños, mientras que 3.046 fueron niñas. En cambio, fallecieron más mujeres que hombres (3.934 féminas frente a 3.891).

Otro dato esperanzador es que la tasa de mortalidad infantil desciende por tercer año consecutivo, pasando de 2,90 defunciones por cada mil nacidos vivos frente a las 2,92 de un año antes. Para hacerse una idea de cómo ha evolucionado, basta ver el dato de 1975, cuando, según el INE, era de 23,32.