Córdoba cuenta con una población musulmana, no demasiado numerosa, compuesta por personas de origen español y extranjero, que cada viernes se reúne para la oración en alguna de las dos mezquitas que existen en la ciudad, una situada en Colón, llamada de Almorabito, y otra junto a la plaza de Andalucía, la mezquita At Tauhid (la unión). A punto de concluir el mes de agosto, el mensaje del imán giraba ayer en torno a la preparación espiritual de cara a la fiesta del cordero, que tendrá lugar a principios de septiembre. En ambas mezquitas, nos reciben con amabilidad y en ambas coinciden en mostrar su indignación y su rechazo por los atentados de Cataluña y su rechazo a los mensajes lanzados por el terrorista cordobés a través de un vídeo de ISIS. En Colón, nos atiende Elías, el hermano de Kamel Meckelev, que se encuentra de viaje, e insiste en la «indignación e impotencia» que siente la comunidad musulmana ante todo lo que está ocurriendo. «Un musulmán auténtico no puede jamás justificar la violencia, ni que se mate a otra persona, el Corán lo deja claro», señala, «nuestro saludo (salamalecum) significa precisamente ‘la paz con vosotros’, es inconcebible que un musulmán llame a matar a otras personas». Y añade, «muchos olvidan que son países musulmanes como el Líbano o Siria los que más están sufriendo el terrorismo, donde la gente está huyendo de sus casas por miedo a esta gente».

Al otro lado del río, en la mezquita At Tahuid, el presidente de la comunidad musulmana, Mustafa Stitona-amesnaou, lanza un mensaje de unidad contra los que ejercen el terror. «Todos estamos en el mismo barco, todos debemos estar unidos contra los terroristas», a lo que otro musulmán de la comunidad apostilla: «que quede claro que esto no va de musulmanes contra cristianos, sino de asesinos contra el resto del mundo». Otro joven, español, hijo de padres conversos, insiste en que «en España, los vascos deben entender cómo nos sentimos cuando la gente generaliza y señala a todos los musulmanes como yihadistas, como terroristas, cuando el Islam prohíbe hasta cortar un árbol».

Para Stitona-amesnaou, «la prensa tiene un papel muy importante en este momento, debe informar desde la verdad sobre lo que es el Islam porque el desconocimiento genera miedo y no se puede construir la unidad contra el terror desde el miedo». Acabado el rezo, un grupo de jóvenes musulmanes explican la intranquilidad que sienten al verse señalados. «Después de las víctimas, con quienes sufrimos su dolor, nosotros somos los más perjudicados después de un atentado por el miedo que sentimos a la reacción de la gente, tenemos hijos. Tenemos familia y, si pasa algo aquí, también nos tocar a nosotros. En los atentados ha habido víctimas musulmanas, los asesinos no distinguen una vez que se ponen a matar», afirma el presidente de la comunidad.

En cuanto a la formación de los imanes que ofrecen la oración en las mezquitas, señalan que se les exige un nivel de formación y conocimiento de el Corán para ejercer como tales. Pese a que no todos los musulmanes hablan árabe en España, hay imanes que no hablan español, si bien, afirman, «otra persona hace un resumen al terminar de lo que ha hablado». Según el presidente de la comunidad de la plaza de Andalucía, que tiene ahora mismo a un imán sustituto porque el asignado está enfermo, «cada mezquita tiene su junta directiva para decidir quién es el imán», encargado de dirigir la jutba, equivalente al sermón en una iglesia. «Cualquier mensaje que llame a la violencia o que se salga de lo que dicta el Corán debe ser denunciado por la comunidad», explica Stitona-amesnau, «por eso, si en una mezquita se han estado lanzando durante mucho tiempo mensajes de ese tipo, es porque la junta directiva responsable no ha combatido eso».

«MUY DOLORIDO» // Said Faz, secretario de Migraciones de CCOO de Córdoba y miembro de la plataforma Red Antirrumores, que trabaja contra la xenofobia, coincide en que «el sentir general de la población musulmana en Córdoba es de rechazo e incomprensión». En su opinión, «la gente quiere dejar claro que el Islam es una cosa y el terrorismo es otra muy distinta y no entiende que se mezclen en muchos discursos». Según Faz, «también hay un sentimiento de miedo porque muchos musulmanes españoles, cordobeses, tenemos hijos e hijas y, cuando vemos lo que ha pasado por ejemplo en Cataluña, piensas cómo se puede llegar a ellos y lavarles el cerebro hasta hacerles matar». Ante tal realidad, Said Faz, que asegura estar «muy dolorido por todo lo que está pasando», aboga por «actuar firmemente contra los prejuicios, hay que reforzar eso, y reforzar al máximo el apoyo y la complicidad entre las fuerzas de seguridad y las comunidades musulmanas, para unir fuerzas contra los terroristas».

Acostumbrado a emplear el diálogo en los procesos de negociación sindical, este marroquí afincado desde hace años en Córdoba, cree que «es importante controlar la formación que deben tener quienes imparten una religión, sea la que sea» y «prestar mucha atención para que el mensaje de la xenofobia, en ambos sentidos, no tenga cabida». Y recuerda, «están matando también en los países árabes y la gente está huyendo de allí».

Pese al malestar, cree que hay que plantar cara a los asesinos. «Quieren sembrar el odio, pero deben saber que no tenemos miedo, como dice el lema de Barcelona, porque lo que más temen los terroristas es la libertad, la democracia y el estado de derecho».