Más de la mitad de los antiguos terrenos del cuartel de Lepanto continúan hoy, treinta años después de la cesión por parte del Ministerio de Defensa a la ciudad de este espacio, en ruinas, sin uso o infrautilizados. En cifras, la extensión que sigue en desuso es de 16.022 metros cuadrados, repartidos entre la antigua farmacia militar, los pabellones que ocupaba la Cruz Roja, el patio central del antiguo cuartel de infantería y su galería, así como el espacio que ocupan los pabellones de viviendas militares, que siguen ocupados. Esas 1,6 hectáreas suponen el 51,8% de los 30.886 metros cuadrados de superficie construida que Defensa cedió a Córdoba en los 90, dentro de una estrategia nacional para desamortizar espacios obsoletos en el centro de las ciudades.

Esta extensión y sus equipamientos potenciales son claves para el distrito de Levante y para el resto de la ciudad, así como para muchos colectivos que han expresado públicamente su necesidad de espacios en la zona. Esta cuestión no ha pasado desapercibida al Consejo del Movimiento Ciudadano (CMC), que reclama una actualización del plan de usos de Lepanto, ya que el último es del año 97. El presidente del CMC, Juan Andrés de Gracia, subraya la importancia de «acabar de articular este espacio», que pertenece a la ciudad desde hace tres décadas, y resta importancia al hecho de que el futuro de algunas de estas dependencias esté ligado a negociaciones aún pendientes con Defensa, como es el caso de la farmacia militar, que está supeditada a la cesión de las Caballerizas Reales. «Eso no impide -dice De Gracia- sino que anima a aprobar una actualización del plan de usos de Lepanto».

En los últimos diez años se han elaborado dos documentos de trabajo (técnicos, pero que no han sido consensuados ni aprobados por ningún órgano de gobierno) para la adecuación de los espacios libres del antiguo cuartel: el primero, de mayo del 2014, firmado por los arquitectos de la Gerencia de Urbanismo Rafael L. García Castejón y Rosa Lara, y el segundo, del 2018. Sendos documentos técnicos serían una buena base para retomar el plan de usos que reclama el CMC y que promovería un listado de utilidades y de propuestas para esos espacios aún pendientes.

El pasado mes de enero, la entonces teniente de alcalde de Participación Ciudadana, Alba Doblas (IU), anunció su intención de redactar un nuevo plan de usos, que finalmente, y tras el cambio de gobierno, ha quedado de momento en eso, en intención.

Al presidente del CMC le preocupa, además de la carencia de dicho plan (que quieren elevar a su plenario el próximo mes de septiembre), «la improvisación» con la que el gobierno local ha actuado ante la demanda de espacios por parte de varios colectivos, desde los mayores que reclaman un centro, pasando por la fundación Prolibertas, que también quiere el espacio donde estaba prevista la construcción precisamente del centro de mayores (un equipamiento que, recuerda Juan Andrés de Gracia, llegó a tener hasta subvención de la Junta de Andalucía). «Se pueden y deben atender estas demandas, pero no se puede ir a salto de mata. No podemos entrar en una especie de subasta», opina el presidente del Movimiento Ciudadano.

No es esta la única duda que sobrevuela por encima de estos terrenos, ya que ha sido muy recurrente (acercándose a periodos electorales, sobre todo) hablar del traslado del mercado del Marrubial a la zona de la farmacia militar, un proyecto para el que se barajaron varias posibilidades y que a día de hoy sigue siendo una incógnita.

«Este distrito y la ciudad siguen necesitando muchos equipamientos para mayores, un nuevo planteamiento del aparcamiento o la solución para tener un mercado más moderno y también la posibilidad de poder cruzar de oeste a este todas estas instalaciones por el patio central, totalmente en ruinas, que sería, además, una zona verde interior conquistada por los vecinos», explica el representante del Movimiento Ciudadano. Para De Gracia no es ni siquiera un impedimento que no se haya cerrado un acuerdo con Defensa en torno a los pabellones militares (las viviendas) para la segunda fase de la Ronda del Marrubial. «Ha llegado el momento, porque es necesario, de fijar qué usos son necesarios en esos espacios en desuso ubicados en una zona como Lepanto, a la que el resto de la ciudad tiene un buen acceso», concluye.