Hay temas como el de la muerte que nadie se atreve a tratar por aquello de que dan yuyu. El tabú lleva en la mayoría de los casos a que, llegado el momento, sean las familias quienes se vean en el trance de decidir si sería deseo o no de quien fallece aceptar o no la donación. Para evitar esa circunstancia, no estaría de más que la sociedad afrontara el futuro inexorable que a todo el mundo le espera con más naturalidad y dejara claro en vida su deseo expreso sobre la donación de órganos. El testamento vital es la vía oficial establecida, aunque bien puede ser sustituida por una charla pausada en casa. En cualquier caso, está claro que es mejor hablarlo.