Cuando una víctima de violencia de género es considerada de riesgo extremo, las medidas de protección relativas al Plan de Seguridad Personalizado del Ministerio del Interior conllevan el establecimiento de vigilancia policial permanente en su entorno. En Córdoba, según los datos a 12 de septiembre de este año, hay una mujer que vive esta realidad. Además de este estado de excepcionalidad, las personas que sufren esta situación también se ven sometidas a las medidas de seguridad confeccionadas para las que tienen un riesgo alto, que en Córdoba son nueve. Estos controles pasan por dejar el domicilio habitual y, si es así, comunicarlo a la menor gente posible siempre con el conocimiento por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado. En caso de permanecer en la misma dirección, se recomienda adoptar nuevas rutinas en los desplazamientos y salidas. Asimismo, la víctima debe procurar no ir sola por la calle y, en la medida en que sea posible, solicitar un cambio del centro de trabajo o de horario, asegurándose de la confidencialidad de estos datos. Las medidas sugeridas por Interior dibujan una realidad en las que estas víctimas deben tener planificada una «rutina de escape de emergencia» que les permita salir del domicilio rápidamente en caso de intuir una agresión. Si no pudiera salir, se recomienda «confinarse» en un lugar seguro lejos de espacios «donde el agresor la pueda atrapar sin tener ninguna salida». Igualmente, deben «tener preparada una señal con los menores» o personas que residan en el domicilio para que salgan del lugar para pedir ayuda, así como tener preparada «una bolsa de emergencia por si es necesario marcharse precipitadamente». Como punto esencial, se recoge la obligatoriedad de mantener contacto diario con los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que estén encargados de su protección. Incluso para las mujeres que no están catalogadas en situación de riesgo se contemplan algunas medidas de autoprotección, como la de llevar siempre un móvil con los teléfonos de emergencia.