Diego López Garrido, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla-La Mancha, destacó que «la Constitución ha resistido retos de una enorme relevancia», y situó como ejemplos «el golpe del 23-F, la crisis económica más grande que hayamos conocido y el procés soberanista de Cataluña, de una enorme gravedad», advirtió. Pero también destacó que «ha servido a la sociedad para transitar de un modo incontestable y beneficioso por la Unión Europea y ha sido capaz de afrontar estos retos y de encabezar el proyecto a pesar de que no hay una cláusula europea. Pese a todo, la Constitución tiene vida firme».

López Garrido destacó que en 1978 «se vívía un momento de gran optimismo con la llegada de la democracia; fue uno de los hitos de mayor alegría de la Historia de España. Se estableció la democracia después de 40 años de dictadura, nada menos; haberlo conseguido con un tránsito pacífico, salvo en el caso de los terroristas de ETA que pretendían marcar un camino inviable, doloroso y absurdo con los atentados, salvo eso, la sociedad vio en la Constitución y en la democracia la llegada de algo que nos enfocaba hacia Europa».

Aunque también recordó de la época el «ruido de sables» como una sombra para la democracia, para López Garrido lo más destacable de la Transición es que «hubo una movilización social importante, con dos millones de trabajadores en huelgas preferentemente movilizados por Comisiones Obreras; esa tensión fue lo que empujó en su día a la legalización del Partido Comunista de España». De lo contrario, «en España no hubiera avanzado la democracia».

En relación a la reforma, el catedrático indicó: «La Constitución Española, a sus 40 años, está un poco oxidada, y necesita retoques. Considero necesario mantener la presión desde todos los ámbitos para una reforma constitucional. Y que interese a la gente, para que la gente se sienta feliz en aspectos como las pensiones o la salud, que están mal colocados hoy en la Carta Magna. En el tema territorial no habría otra salida que establecer una línea federalizante. Para que tenga éxito una reforma es fundamental que en Cataluña se apruebe, es la mejor solución para dar salida al problema catalán. La Constitución ha valido para responder a las provocaciones con la aplicación del artículo 155». Sobre este tema, López Garrido afirmó que «España ha demostrado que es un Estado serio y ha sabido estar a la altura ante la UE; la justicia y el poder ejecutivo han tenido un comportamiento ejemplar».

¿En el título octavo está la semilla del desencuentro? «No», respondió Garrido. «A mi juicio la semilla del desencuentro está en la crisis económica brutal del 2008 que dio lugar a una depresión profunda, a un paro enorme que hace que el mensaje en Cataluña de que ‘si somos independientes vamos a estar mejor porque en España nos roban’ caló y creció en la población; si todo los impuestos de los catalanes nos los quedamos viviremos mejor... y así». Para López Garrido, «los esquemas constitucionales no están dando salida a toda la complejidad que hay en el asunto». Y lo resumió en una frase: «Las regiones ricas consideran que el sistema fiscal no les va bien».