La defensa de la política económica del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que hizo el economista James M. Roberts en Los desayunos de Diario CÓRDOBA suscitó, como era previsible, algunas preguntas del numeroso público que se dio cita en el hotel Eurostar Palace de Córdoba y que representaba a todos los estamentos políticos y económicos de la ciudad.

Representantes de las administraciones local y provincial, así como políticos de distinto signo y sindicalistas, empresarios, profesores universitarios, sobre todo de Loyola, pero también de la UCO y economistas participaron en el turno de preguntas, en el que se abordaron los asuntos más controvertidos de los que James M. Roberts había hablado en su intervención.

Algunas de las cuestiones planteadas pretendían clarificar conceptos de los expuestos por el ponente. Otras, sin embargo, pretendían aclarar algunas contradicciones que presenta el discurso político del presidente de Estados Unidos y sus relaciones con los demás países, especialmente con Europa y España.

--¿Cómo pueden aparecer los Emiratos Árabes entre los países mejor clasificados en el ránking de libertad económica?

--Sí, es curioso. A veces, los resultados de este índice pueden ser un poco misteriosos. Pero lo importante es recordar que no es realmente el tamaño de la economía de un país lo que importa, sino su política a nivel económico. Quizás las ideas de Trump no son tan evidentes y parecen un poco chocantes pero lo importante es que las ideas de libertad y las políticas que se acometen se reflejan en el resultado del informe. Es importante también el lugar donde el país se sitúa estratégicamente, en una posición donde pueden enviar señales muy positivas a los países que tienen alrededor como China, Indonesia y Malasia y dar un impulso positivo al Estado de Derecho, la flexibilidad y la apertura del mercado. Muchas de las empresas de China están registradas en Hong Kong porque allí es donde los inversores internacionales tienen más confianza en el Estado de Derecho.

--¿El nivel de libertad económica de España tiene que ver con la corrupción o el tipo de gobierno? ¿Qué visión global tiene de la economía española? ¿Por qué dice que los argumentos jurídicos afectan a la libertad económica de España?

--España es un país de Derecho, de eso no hay duda ninguna. Las leyes son adecuadas. El problema es que se tiene que acortar el tiempo en los procesos jurídicos. Hay que intentar que la ley se aplique de una manera más rápida y eficaz. Nosotros dependemos del trabajo de otros para elaborar nuestro informe y dependemos del Foro Mundial Económico, del proyecto Mundial de Justicia, del Índice de Estado de Derecho, del índice de corrupción, entre otros. Entonces, también hay que analizar de dónde vienen los datos para conocerlos mejor. Pero es de ahí de donde se saca la información. Junto con Diego Sánchez de la Cruz se publicará pronto un documento donde se revisan los indicadores para España. También se mirará la situación en Europa después de la crisis de la deuda y la crisis del euro. Ahí habrá más información sobre todos estos temas. Igual que nosotros criticamos al Gobierno americano en sus políticas, también criticamos a los gobiernos europeos y en su caso el Gobierno español cuando se refiere al déficit y los datos que sobrepasan el 3%. El caso de Estados Unidos es especial porque nosotros tenemos la moneda de referencia mundial y podemos sacar dinero de partes que España por ejemplo no puede. En otros indicadores España tiene una puntuación más alta de la media, como en la libertad de empresa o en libertad monetaria. Hay varios aspectos en los que España destaca de forma muy positiva.

-¿Habrá más guerras con Donald Trump?¿Cuál es su impresión del Brexit británico? ¿Son Trump y el Brexit dos amenazas para la economía europea?

--Es cierto que al principio hubo cierta preocupación porque la campaña de Donald Trump fue populista y usó un discurso bastante agresivo y la gente se preocupaba. Pero en realidad, el tiempo que lleva en la Administración ha actuado como un típico presidente republicano, digamos relativamente normal. En mis 25 años de servicio por Estados Unidos, mi trabajo ha sido de apoyo a las administraciones europeas y a una Europa unida, igual que el apoyo a la OTAN. Mi padre vino a Europa en la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo a la Primera y todo el mundo espera que no se repita para nuestros hijos. Nosotros entendemos la reacción negativa que tiene la gente respecto a un gobierno o un estado demasiado grande. En Estados Unidos y en Europa hay resistencia contra un incremento del estado y del gobierno. Probablemente con Brown y con Blair ya se tomó una decisión sobre el Brexit hace muchos años, cuando decidieron no participar en el proyecto del euro. Evidentemente, nosotros apoyamos la reestructuración de la organización de la OTAN y le queremos dar todo nuestro apoyo y vemos a Putin como una amenaza real contra la seguridad. Por ello nosotros estamos con la OTAN, apoyando en todos los cambios y en todas sus necesidades.

--¿No hay una contradicción entre un gobierno que protege su producción interior y por otro lado pregona el comercio abierto y que reniega de acuerdos internacionales como el TTIP?

--Nosotros no vemos realmente que la arquitectura comercial que lleva establecida mucho tiempo vaya a implantar grandes cambios. Pensamos que realmente la política comercial seguirá igual. El acuerdo del TTIP se ve como algo demasiado ambicioso y que realmente no hubiera beneficiado ni a la Unión Europea ni a los Estados Unidos, y por eso no se ha llevado adelante. Además, establecer un estándar, o un acuerdo, que aumente el nivel de regulación tendría un impacto negativo. Pensamos que los tratados de libre comercio podrían contener también reglamentos sobre el medio ambiente o sobre los derechos laborales. Desde la Administración Trump apoyaríamos quizás unos acuerdos, digamos más específicos, más limitados, como reconocimientos mutuos en ámbitos como la farmacología o mercados específicos, pero no hacerlo tan amplio como el TTIP.

--¿Cree que la Administración Trump va a mejorar la economía americana? ¿Cómo afectará al resto del mundo?

--Creo que Donald Trump es uno de los hombres más afortunados de la Tierra y sí que puede aplicar unos cambios que afectarían de forma positiva a la economía global, siempre que no haya otra guerra sin sentido como la Corea del Norte, que siempre las vías de comercio aéreas oceánicas no se vean impactadas por los conflictos. La administración Trump tiene una posibilidad de hacer políticas positivas y de tomar reservas por la simplificación de regulaciones medioambientales. Es verdad que en su campaña ha utilizado un tono agresivo que podría haber hecho pensar a la gente que podría ser también muy agresivo a nivel político pero dice mucho la elección del ministro de Defensa y del ministro de Exteriores, que son gente muy adecuados para el puesto, con una experiencia amplia y seguirían con una política sencilla y razonable. No creo que haya ningún peligro.

--¿Es Donald Trump tal y como lo pintan o como él se pinta?

--Su pelo es sospechoso, sí… (risas). Nunca le he conocido en persona. Yo creo que también hay que ver que el puesto, la posición del presidente de los Estados Unidos, el trabajo en sí, cambia a la persona. Y eso es igual para todo el mundo, Kennedy, Obama, Trump, la persona que asume el puesto experimenta un cambio y eso refleja también la fuerza de las instituciones democráticas en Estados Unidos y nos lleva a pensar que realmente no hay que preocuparse en este sentido. El personaje Trump va a ser un presidente como cualquier otro.

-¿Qué pasa en las sociedades avanzadas actuales para votar a una persona como Donald Trump?

-Bueno, quizás sea una combinación de factores. Hay un cierto nivel de cansancio con la política que se estaba haciendo durante muchos años. Y al mismo tiempo vivimos en un mundo cambiante con internet y redes sociales, que nos dan acceso a muchísima información de la que no disponíamos antes. Creo que el resultado electoral es una combinación de esos factores. La política se ha convertido en la televisión en un reality show.