Junta y Estado se prometieron ayer "lealtad institucional" para luchar juntos contra la crisis. En una legislatura que estará marcada por la confrontación entre ambas administraciones, sobre todo porque Andalucía es el único referente de la izquierda, la oferta de colaboración que los dos Ejecutivos se hicieron sonó más a una declaración de intenciones que a una realidad. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se mostró convencido de que los dos gabinetes encontrarán "el camino común" para afrontar "momentos muy difíciles" y ofreció su "más leal colaboración para desarrollar un proyecto común". En un momento tan complicado como el actual opinó que los mandatarios deben tener "altura de miras" para anteponer los intereses generales a los partidistas. Montoro ha sido, sin embargo, una de las voces del Ejecutivo central que más ha cuestionado el estado de las cuentas andaluzas.

El presidente andaluz garantizó su "compromiso con la lealtad institucional" y dejó claro que en su Gobierno "no habrá espacio para el dogmatismo". Consideró "importante fortalecer juntos el valor España", una responsabilidad que, a su juicio, es "compartida", de ahí que ofreciera diálogo y consenso tanto al Ejecutivo central como al PP andaluz. De este partido asistieron sus dos representantes de la Mesa del Parlamento, Esperanza Oña y Patricia del Pozo; el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo.

Griñán volvió a hacer una férrea defensa de lo público y afirmó que una sociedad que privatiza los servicios sociales termina siendo "inestable y desigualitaria". Reconoció que en Andalucía "hay mucho que mejorar", pero apostó por luchar contra la "maldita crisis" preservando todo aquello "que hemos construido juntos". Pidió que no se "dé marcha atrás" en los grandes consensos que fraguaron el Estado de Bienestar y el Autonómico.