Enrique Flores diferencia entre los «mosquitos normales», como los del género Cúlex, que se crían en el río, en los arroyos y donde hay aguas estancadas. «Son sitios de crianza que conocemos y que vamos tratando adecuadamente». Para Flores, «el problema es el mosquito tigre, que se desarrolla en muy poca cantidad de agua. Se reproduce, pues, en los platos de las macetas, en los bebederos de los perros, en las piscinas descuidadas, en los recipientes que se quedan en los jardines y en los patios, y cuando se riega se queda una pequeña cantidad de agua en el interior».

El mosquito tigre es un mosquito doméstico, como lo define Flores. Se trata de un insecto de la especie Aedes albopictus que, como sucede con los mosquitos autóctonos de la ciudad, es hematófago, es decir, sus hembras necesitan alimentarse de sangre de mamíferos, especialmente del hombre, para poder realizar la puesta de los huevos. Los adultos tienen un tamaño de entre 3 y 10 milímetros, y se caracterizan por presentar una coloración negra de fondo con finas líneas blancas en la cabeza, cuerpo y patas. A este aspecto debe su nombre de mosquito tigre, y no a que tenga una mayor agresividad. Es originario del sudeste asiático, aunque ha colonizado parte de Europa. En España fue introducido en el año 2004. En su biotopo original, utiliza los huecos de los árboles, con pequeñas cantidades de agua para poner los huevos y que desarrollen su ciclo. Otra característica es que suele picar durante el día, preferentemente a primera hora de la mañana y última de la tarde, a diferencia de los autóctonos. Además, suele picar en exteriores, no es frecuente que lo haga en el interior de las viviendas.