El secretario general de Podemos no se cansó de repetir, una y otra vez, que las cosas no salen a la primera, que hay que perseverar, y él quiere dar ejemplo. Así, Pablo Iglesias confía en salir reforzado del 10-N para mantener el pulso a Pedro Sánchez y forzar una coalición que resultó imposible en las negociaciones veraniegas. Para conseguirlo, el líder morado ha puesto en tela de juicio el progresismo del presidente del Gobierno en funciones y ha tratado de alzarse como la única opción posible para sacar adelante un Ejecutivo de izquierdas.

La búsqueda de un acuerdo entre Sánchez e Iglesias tras el 28-A no llegó a buen puerto, pero el candidato de Unidas Podemos parece no resignarse. Desde que anunció la repetición de comicios no ha dejado de insistir en la necesidad de obtener un buen resultado en las urnas para evitar el «plan» que, dice, está orquestando el secretario general de los socialistas: pactar una «coalición blanda», un acuerdo de investidura, con el PP, usando la cuestión catalana como «la excusa ideal», y buscando el apoyo de los conservadores en políticas económicas.

«Está tratando de seducir a la derecha», sentenció Iglesias en Madrid ante más de 5.000 personas, colocando al jefe del Ejecutivo en el centro de la diana una vez más. Tras una campaña electoral en la que no ha cejado en su intento por demostrar el acercamiento de Sánchez a los populares, Iglesias insistió en que al PSOE le será mucho más difícil buscar un pacto con el PP si existe la posibilidad de sacar adelante un Gobierno progresista: «Si nosotros estamos fuertes el 11-N no le va a quedar más remedio, la militancia del partido socialista no les va a perdonar nunca que gobiernen con la derecha». «Haced que les fracase el plan», concluyó.

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El líder morado, que subió al escenario del pabellón número uno de Ifema al ritmo de la banda sonora de Piratas del Caribe, estuvo rodeado por su núcleo más duro y, entre ellos, tuvo especial protagonismo Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona y líder de En Comú Podem. Con Cataluña en campaña tras la sentencia del procés, en Podemos se han afanado por mostrarse como los únicos que defienden el diálogo para solventar el conflicto catalán ante la dureza y las medidas represivas que critican del resto de fuerzas.