«Tener hijos es un factor determinante en la probabilidad de vivir sola a edades avanzadas». Según el estudio Mujeres mayores viviendo solas: los retos de la sociedad, editado por el Observatorio Social de La Caixa, el 38,3% de las mujeres que viven solas no tienen hijos mientras el porcentaje entre las que sí es menor, un 26,4%. El número de hijos que existen en un núcleo familiar también es clave. A más hijos, más opciones de vivir en compañía, indica el informe, que sin embargo, señala además cómo la atención a los mayores se ha relajado mucho. «El 56% de los españoles considera que se atiende peor a los padres mayores que en generaciones pasadas y muchos reconocen tener poco contacto con los suyos». Un tercio admite que «conversa con sus mayores ocasionalmente, el 33% por teléfono y el 30% en persona». Esos contactos suelen ser ocasionales, «los fines de semana y los festivos». El 68,6% nunca o «más bien ocasionalmente salen con ellos a pasear», el 85,5% no va con ellos al cine o actividades de ocio y otro tanto admite no ayudarles en tareas domésticas, en el cuidado personal o el cuidado de terceros. Esta realidad está en un momento de transformación aunque los patrones de distanciamiento que se dan ahora podrían instalarse de cara al futuro, en familias cada vez más reducidas en número y con lazos menos fuertes. En contraposición, los recursos sociales y económicos de las mujeres mayores de hoy son mucho mejores que los de generaciones pasadas. Además la mayoría cuenta con vivienda propia, lo que les da más autonomía a la hora de decidir.