El premio gordo del sorteo Extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional repartió ayer 128,8 millones de euros en Málaga capital al vender 32,2 series del número 71.198, 32 de ellas en la administración La Biznaga, número 59, de la céntrica calle Mármoles, donde se vivió con euforia la lluvia de dinero. Esta oficina vendió 320 décimos, buena parte por ventanilla, y el premio está muy repartido: se han distribuido 70 décimos en el área de Movilidad del Ayuntamiento malagueño y también los vendió una panadería cercana recién abierta y un grupo de compañeros de trabajo.

El barrio de la Trinidad que lloraba hace un mes la muerte del popular humorista malagueño Chiquito de la Calzada cambió sus lágrimas de dolor por otras de felicidad para celebrar que numerosos vecinos han sido agraciados con el gordo de la lotería. Numerosas botellas de champán se descorcharon y la alegría inundó el barrio, ya que sus vecinos no paraban de abrazarse mientras reían y lloraban al unísono y los conductores que pasaban por el lugar hacían sonar el claxon.

La administración, regentada por Lina Durán, está ubicada a unos 500 metros de donde reposan los restos mortales del humorista, y sus familiares y amigos también recibieron ayer buenas noticias ya que, a título póstumo, Chiquito de la Calzada ha sido galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2017.

Uno de los agraciados, Manuel Guerrero, aseguró que su familia jugaba seis décimos, por lo que a partir de ahora dijo que podrán vivir más tranquilos y ayudar a todos sus seres queridos. Decenas de personas se agolparon en la zona y todos querían hacerse una foto con el número premiado aunque no les hubiese tocado. «Lo importante es que ha caído en el barrio y todos nos conocemos», aseguró un vecino.

La lotera, entre sollozos, explicó que nunca pensó que repartiría el Gordo y que fue su hijo el que le avisó de que había tocado en Málaga y terminaba en 98. «¿No será el 71.198?», preguntó la lotera a su hijo y al contestarle que sí, salió corriendo para la administración, donde ya la esperaban algunos conocidos.

Carmen Bobadilla, esposa del trabajador que se llevó los décimos para el Área de Movilidad como cada año desde hace muchos, cree que ha podido tocarle a casi todos los compañeros del marido (jugaban un número distinto cada vez que él encargaba a su comadre, la lotera) y considera que el premio está muy repartido.