La ministra de Justicia, Dolores Delgado, visitó ayer Córdoba para participar en los actos de reconocimiento a las víctimas del franquismo organizados por el Ayuntamiento, que la llevaron primero a conocer in situ los trabajos de exhumación que se están realizando en el cementerio de La Salud, acompañada por la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y representantes de las asociaciones memorialistas, donde recibió información de los avances que se están realizando, y después a la entrega de declaraciones de rehabilitación de funcionarios depurados por el franquismo. En el cementerio de La Salud, visitaron el lugar donde están los restos del último alcalde socialista que tuvo Córdoba antes del golpe de estado del 36, Manuel Sánchez Badajoz, que fue fusilado.

En este contexto, la ministra manifestó, a preguntas de los periodistas, su confianza en que el actual contexto político de Andalucía y la irrupción de Vox en el Parlamento andaluz no suponga la interrupción de los trabajos de exhumación de restos en las fosas donde se encuentran restos de víctimas de la Guerra Civil. En su opinión, se trata simplemente de dar cumplimiento a la Ley de Memoria Democrática y de «dignificar, dar tranquilidad y trabajar por las víctimas» porque, recalcó, «las víctimas lo merecen». Asimismo, explicó que durante los últimos ocho meses el Gobierno «ha trabajado coordinadamente desde la Dirección General de Memoria Histórica, con todas las administraciones y, en especial, con las autonómicas» y espera poder seguir trabajando en esta línea coordinada.

Delgado recordó durante su intervención posterior que «solo en Andalucía hay más personas desaparecidas que en Chile, Argentina y Guatemala juntas» y recalcó que «algunos de los atentados más terribles que se dieron durante la Guerra Civil se cometieron en Andalucía, donde se produjo poco antes del bombardeo de Guernica uno de los acontecimientos más mortíferos, en Jaén, donde aviones nazis pilotados por el ejército de Franco asesinaron al doble de personas que en Guernica».

La ministra recalcó que Córdoba fue uno de los lugares donde la represión franquista se ensañó de un modo más virulento «pese a que la resistencia republicana apenas duró unas horas», pese a lo cual «4.000 personas fueron asesinadas, de las que casi 1.700 están aún sin identificar, arrojadas a fosas comunes de los cementerios de La Salud y San Rafael». Para dar idea de la magnitud de la tragedia, Delgado expuso que «las fuerzas sublevadas acabaron con la vida del 4% de la población cordobesa» tras «ejecuciones extrajudiciales sin sentido ni derecho a clemencia», todo ello «por defender los valores de la democracia actual», por lo que concluyó que «se trata de patriotas, de héroes de la democracia actual». Para Delgado, los actos celebrados ayer constituyen «un acto de justicia» que además «han exigido a España diversos organismos internacionales» y recalcó que «el silencio y la indiferencia son aliados del olvido, pero una víctima nunca olvida y en España hay muchas víctimas del franquismo».

Por su parte, la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, puso en valor el compromiso del gobierno municipal, «en solitario casi ya con el Gobierno de España», en el cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática.

Durante su intervención en el acto de entrega de las declaraciones de rehabilitación a los funcionarios municipales depurados en Córdoba en 1936, la alcaldesa lamentó que «aún tengamos que aplaudir actos como este» para rehabilitar a las víctimas del golpe de estado franquista ,«lo que nos da la medida de hasta qué punto seguimos teniendo una deuda con miles de familias de Córdoba. Según la investigación realizada por Ana Verdú y el equipo del Archivo Municipal, más de la cuarta parte de los funcionarios del Ayuntamiento de Córdoba fueron depurados, de los que 80 fueron fusilados.

Según Ambrosio, «en este país no solo se está intentando que olvidemos sino proceder al revisionismo de los hechos más dolorosos de nuestra historia reciente, que algunos intentan maquillar, cuando no negar hasta en sede parlamentaria». En su opinión, «no es cierto que reparar las injusticias reabra heridas, porque toda herida que no se limpia acaba por infectarse», dijo, al tiempo que insistió en que hay «cuatro mil familias que siguen sin tener un lugar donde llevar flores a sus padres, maridos o abuelos porque casi 80 años después siguen sin saber dónde fueron asesinados».