Un destacado líder independentista bromeaba a media mañana respecto a la declaración del president Quim Torra tras la sentencia: «[El vicepresidente Pere] Aragonès ha puesto el típex». Lo cierto es que la declaración solemne de Torra, junto a todo el Govern, el presidente del Parlament, y los expresidentes Artur Mas, Joan Rigol, Ernest Benach y Núria de Gispert, fue de una medida indignación.

Torra habló de una condena injusta a la que calificó de «venganza» -que es el concepto que más repitió el independentismo-, reivindicó el camino hacia la independencia y pidió una reunión formal al rey Felipe VI y al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Asimismo, el president ha pedido comparecer en un pleno extraordinario del Parlament y hoy reunirá a sus consellers también de forma no ordinaria

LOS SILENCIOS / Pero tan significativos como las afirmaciones de Torra son sus silencios. En la alocución de ayer -fruto de un consenso entre las sensibilidades que se congregaron tras Torra en el Palacio de la Generalitat- no hubo referencias a la desobediencia civil y sí una clara invocación a las vías pacíficas para responder «con determinación, serenidad, firmeza, civismo, sentido democrático y pacífico».

Torra reivindicó de nuevo la independencia como objetivo, «sin excusas». Pero no consideró el referéndum del 1-O como un mandato vigente a desplegar. Lo que sí hizo fue cuestionar la calidad de la democracia española y denunció una «persecución propia de regímenes autoritarios caducos», así como el uso del Código Penal contra la voluntad popular, que calificó de «herencia de la dictadura».

Respecto a la sentencia, dijo que los jueces «se han inventado hechos y construido un relato falso para un acto de venganza y no de justicia». Se trata, añadió, de una resolución «injusta» que forma parte de un «juicio político y una causa general contra el derecho a la autodeterminación y el independentismo».

En la carta que envió ayer mismo a Sánchez y al Monarca, reclama una cita «urgente» porque la sentencia «empeora la situación y nos aleja de una solución» que pasa por «dar la voz a la ciudadanía». En la declaración de ayer, Torra invocó también el diálogo con el Estado.

El contenido de la declaración no dio pie a ninguna decisión política o institucional concreta. Es conocido que Torra y Junts per Catalunya no creen en el avance electoral somo solución. Y que ERC rechaza cualquier decisión que pueda poner en riesgo las instituciones catalanas. Es decir, propiciar otro proceso de supresión de la autonomía de Cataluña.

Ayer Junts per Catalunya (JxCat) negoció con ERC y la CUP el contenido del pleno extraordinario del Parlament. Fuentes de JxCat lamentaron la actitud de los otros grupos, al tiempo que Esquerra afirmó que la controversia reside en el seno de la posconvergencia.

PUIGDEMONT, COMBATIVO / Poco después de la alocución del president, el Consell per la República emitió un comunicado mucho más combativo, en el que se reivindica abiertamente la desobediencia civil y la necesidad de una movilización ciudadana para «materializar el mandato popular por la independencia» y hacerlo «ejerciendo los derechos civiles esenciales».

El tono desafiante es el mismo que empleó horas más tarde el expresidente Carles Puigdemont en una comparecencia en Bruselas. Tras conocerse ya que se reactivará la euroorden contra él, Puigdemont hizo una encendida defensa de la movilización. «Tenemos que movilizarnos y hacer oír nuestra voz, hay muchas maneras y todas han de ser democráticas y no violentas, como siempre». Una movilización que pidió que sea «sin miedo» y que supere las «paredes» y los «regímenes autoritarios». Puigdemont llegó a comparar la actitud de la UE con el 1-O con la que mantiene respecto a los bombardeos turcos contra el pueblo kurdo.

RECHAZO DEL FC BARCELONA / Las principales entidades del mundo económico catalán manifestaron ayer de forma casi unánime su rechazo a la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo sobre los líderes del procés. Algunas de ellas no quisieron compartir la misma tarima desde donde expresar su disconformidad y el gran ausente fue Foment del Treball, que declinó realizar cualquier tipo de declaración.

El Fútbol Club Barcelona se manifestó en contra de la sentencia contra los líderes del procés al considerar que «la cárcel no es la solución» y volvió a reclamar «diálogo». En un comunicado, el Barcelona sostiene que «del mismo modo que la prisión preventiva no ayudó a resolver el conflicto, tampoco lo hará la prisión dictada ahora, porque la cárcel no es la solución».