El poeta, ensayista y novelista granadino Luis García Montero recibió el título de Hijo Predilecto de Andalucía y, en su discurso en nombre de todos los galardonados, reivindicó la importancia de la educación pública ante el «dominio de la telebasura» y el avance del «analfabetismo orgulloso de serlo» en las redes sociales.

García Montero, en una intervención que fue parada tres veces por los aplausos, recurrió a las respuestas de poetas como Luis Cernuda, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez al referirse a la dignidad de la pobreza, las identidades totalitarias que avanzan peligrosamente en el mundo, los perseguidos y los que se juegan la vida cruzando las fronteras. Antes estos asuntos que polarizan la atención internacional, García Montero apostó por la educación como vía para reforzar el «nosotros integrador» que caracteriza la identidad andaluza frente a la «amenaza de identidades rocosas, fundamentalistas, colonizadoras y soberbias» y de los «patriotismos, costas y fronteras manchadas de sangre».

«Ampliar la memoria es ampliar el futuro en la apuesta de los que desean edificar una identidad integradora», defendió el escritor granadino, que alertó de la agresión a la educación causada por el «dominio de la telebasura» y el «nuevo tipo de analfabetismo orgulloso de serlo» que se está «poniendo de moda como seña de identidad en las redes sociales». García Montero recordó las palabras de Juan de Mairena --el profesor creado por Antonio Machado-- a sus alumnos, a los que les aseguraba que «para que una sociedad sea libre no basta con poder decir lo que pensamos, sino poder pensar lo que decimos». En sus continuas referencias a personajes históricos andaluces citó a los cordobeses Averroes y a la princesa Wallada e Ibz Hazm, el autor de El collar de la paloma.

No dejó pasar por alto a Donald Trump. Denunció que el pueblo mexicano «sufre el desprecio» del presidente de Estados Unidos, para lo que propuso asumir el reto marcado por Luis Cernuda de «salir de la pobreza sin caer en la prepotencia del lujo y progresar económicamente sin convertir en mercancía todo lo que pensamos». Preocupado por la deriva ultra, Montero advirtió que «si la democracia se degrada, si la gente pierde la confianza en la justicia», es posible que «el pueblo ponga su indignación en manos muy poco amigas de ese pueblo», lamentó.