«Antes de escribir mi poesía no había pensado en la donación, pero ahora me doy cuenta de que una cosa triste puede convertirse en algo bonito porque hace felices a otras personas». A sus 12 años, Pablo Baena es un ávido lector que hace dos ganó el premio andaluz de poesía Tintas para la vida con el poema El riñón aventurero. «No conocía a nadie trasplantado, pero me dejé llevar pensando en que una parte de alguien pudiera salvar a otra persona, en mi poema, un hermano a su gemelo, donándole un riñón». Lorena Mígueles, de 12 años, se paró a pensar por primera vez en la donación cuando decidió presentarse al concurso y escribió Bella flor. «Fue el año pasado, en 6º de Primaria, lo escribí espontáneamente cuando pensé en ello y se me ocurrió usar metáforas para explicar que los órganos serían como flores que crecerían en otra persona, nunca pensé que ganaría un premio y la verdad es que ganarlo y asistir al taller que hubo después me cambió la vida porque desde entonces no he dejado de escribir, cada día».

José Olmo López, de 18 años, es autor de Ángel salvador, primer premio de Secundaria el año pasado. «Escribo desde que tenía 13 o 14 años porque escribir es la mejor herramienta para mostrar nuestra alma, nuestros ideales y pensamientos», afirma rotundo. También a él el concurso le cambió la vida. «Ahora que puedo me he hecho donante de sangre y pienso hacerme donante de órganos». En su opinión, «la donación es el acto más generoso posible porque con él se regala vida a un desconocido».

La tercera edición del premio de poesía está abierta hasta el 31 de enero y sus bases se pueden consultar en www.hospitalreinasofia.org. «Que escriban porque no hay mejor fuente de inspiración que el gesto de donar», anima Olmo.