Hay realidades que no son lo que parecen y otras que son tan evidentes que cualquier estudio siempre viene a confirmar lo que a priori era una sospecha. La Universidad Loyola Andalucía, la Fundación Cajasur y la Asociación de Vecinos Unión y Esperanza de Las Palmeras presentaron ayer el diagnóstico socieconómico de este barrio, que se encuentra entre los más pobres de España por una serie de factores que dicho estudio saca ahora a la luz.

Para empezar, el diagnóstico, coordinado por el profesor de Loyola Antonio Sianes, confirma el bajo nivel de ingresos de las familias de Palmeras, en cuyos hogares conviven una media de 3,8 personas que subsisten con 547 euros al mes (143,3 euros por persona), es decir, seis veces menos que el promedio nacional. La pobreza es una realidad que se explica por la elevada tasa de desempleo. Tres de cada cuatro personas encuestadas (lo que representa al 76% del barrio) no tiene trabajo y el 80% recurre a préstamos, ayudas públicas o privadas para salir adelante. Llama además la atención que, pese al reducido nivel de empleabilidad, solo un 3,54% de los encuestados se han dado alguna vez de alta como autónomos o trabajan para una empresa familiar.

estigma social/ «Ser de Palmeras» es además un estigma social que juega en contra de los vecinos del barrio a la hora de buscar trabajo. Según las encuestas realizadas, unas 500, tres de cada cuatro vecinos se han sentido en algún momento discriminados por su lugar de residencia, lo que limita la posibilidad de acceder a un puesto de trabajo normalizado. Según el presidente de la asociación de vecinos, Luis Maya, y Antonio Fernández Chache, miembro también de Unión y Esperanza, «hay trabajadoras del hogar que tienen que mentir y decir que son de Miralbaida, porque se dan casos de que al decir que eres de Palmeras, por más que cumplas con tus obligaciones, te ves sin trabajo».

El otro factor que dificulta el acceso a un puesto de trabajo es la falta generalizada de formación académica y la desinformación sobre los mecanismos para la búsqueda de empleo. Según el diagnóstico del barrio, casi el 70% de los habitantes de esta zona son analfabetos (9%), no tienen estudios (23%) o solo han alcanzado el nivel de educación Primaria (37%) frente al 16% del resto de la ciudad. Apenas un 2% tiene bachillerato o formación profesional y un 0,3%, estudios universitarios. El absentismo escolar y el abandono prematuro de los estudios están a la orden del día por distintas causas, entre las que destacan, por encima del resto, las circunstancias familiares. La falta de recursos determina que, según los datos presentados, el 56% de alumnos abandone las aulas forzado por la necesidad de ayudar en casa o para intentar buscar trabajo, frente a un 25% que lo deja por falta de interés y un 11% que lo hizo voluntariamente porque prefiere trabajar a estudiar. Perciben que los cursos de formación a los que pueden tener acceso no les sirven para acceder al mercado de trabajo y eso aumenta la desmotivación.

En la presentación del estudio se puso sobre la mesa la falta de oferta formativa en el propio barrio adaptada a las necesidades formativas y laborales de sus vecinos. «Durante años, se ha invertido mucho dinero en Las Palmeras para hacernos un traje, pero sin tomarnos medida, y cuando el traje no te está bien y lo devuelves te tachan de desagradecido», explicó Antonio Fernández, «por eso en el 2014, los vecinos planteamos un plan integral que se aprobó en Pleno en el 2018, que vendría a ser el traje a medida que se necesita para sacar al barrio de esta situación».

Entre las demandas que plantean para mejorar el nivel de formación y empleabilidad, destaca la conversión de uno de los colegios de Primaria que existen en la zona (Duque de Rivas y Pedagogo García Navarro) en instituto que esté dentro del barrio y que ofrezca itinerarios formativos eminentemente prácticos, adaptados a las necesidades del alumnado, «que son diferentes a las de otras zonas», insisten. El diagnóstico señala, entre otras actividades formativas interesantes, las relacionadas con la jardinería, la peluquería, albañilería, limpieza, cocina y mécánica.

La asociacion de vecinos asegura que seguirán el desarrollo del Plan Integral «a través del diálogo», aunque no descartan las movilizaciones si no hay avances en el corto-medio plazo.