Además de una cascada de tuits incendiarios, el presidente electo de la Generalitat, Quim Torra, dejó negro sobre blanco en varios artículos de prensa un furibundo pensamiento antiespañol. Fragmentos de algunos de ellos fueron leídos por portavoces de la oposición en el debate de investidura.

Por ejemplo, el 19 de diciembre del 2012, escribió en el diario digital El Món lo siguiente bajo el título La lengua y las bestias:

«Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN. ¡Pobres individuos! Viven en un país del que lo desconocen todo: su cultura, sus tradiciones, su historia. Se pasean impermeables a cualquier evento que represente el hecho catalán. Les crea urticaria. Les rebota todo lo que no sea español y en castellano. Tienen nombre y apellidos las bestias. Todos conocemos alguna. Abundan las bestias. Viven, mueren y se multiplican. Una de ellas protagonizó el otro día un incidente que no ha llegado a Cataluña y merece ser explicado, como un ejemplo extraordinario de la bestialidad de estos seres. Pobres bestias, no pueden hacer más [...] Pero ¿por qué hay que movilizarse cada vez? ¿Cuándo acabarán los ataques de las bestias? ¿Cómo podemos en el 2008 aguantar tanta vejación, tanta humillación y tanto desprecio?».

El 13 de mayo del 2011 arremetió en el mismo medio contra los socialistas catalanes en un artículo titulado El PSC y la cabra catalana:

«La última vez que se vio un ejemplar de socialista catalán ya hace muchos años, a mediados de los 70 del siglo pasado. Tenía nombre, llamado Josep Pallach. De hecho, la raza del socialista catalán, que durante la República contó con un rebaño considerable, y unos nombres de prestigio como Serra i Moret o Rafael Campalans, había entrado en un proceso de decadencia ineluctable, con la mezcla con la raza del socialista español. Las esperanzas puestas en el ejemplar Josep Pallach, desgraciadamente, se vieron frustradas por una muerte prematura. Aquello aceleró el final. Los cruces con la raza del socialista español fueron aumentando y aumentando hasta llegar a mutar el propio ADN de los autóctonos. Hoy nada es más igual a un socialista catalán que un socialista español. La vieja y honorable raza del socialista catalán se dará por extinguida, aunque, de manera totalmente acientífica, haya ciertos individuos que se reclamen continuadores [...] El PSC, sencillamente, ha desaparecido de la comunidad catalana. Por ello es urgente que Slow Food se ponga a trabajar de manera inmediata. Difícil, pero nunca se sabe si todavía podríamos encontrar un ejemplar de socialista catalán momificado del que pudiéramos aprovechar algo».

En enero del 2012 publicó un artículo en El Matí Digital contra la entonces delegada del Gobierno en Cataluña, María Llanos de Luna:

«La señora María Llanos de Luna dedica más tiempo a sus peinados que a la cultura del país donde vive [...] No, no es nada natural hablar en español en Cataluña. No querer hablar la lengua del país es el desarraigo, la provincialización, la voluntad persistente de no querer asumir las señas de identidad de donde se vive [...] Sin lengua no hay país. Y cuando se decide no hablar en catalán se está decidiendo dar la espalda a Cataluña».

También sobre el catalán, en otro artículo en ese diario aseveró:

«En Barcelona siempre te acaba pasando que te adelanta un grupo de niños y niñas hablando en castellano [...] Sales a la calle y nada indica que aquello sea la calle de tus padres y tus abuelos: el castellano avanza, impecable, voraz, rapidísimo. Abres los diarios o miras la televisión y te hablan de cosas que no tienen nada que ver contigo y tu mundo».

En Gabancho, Sostres i Joel Joan: l’orgull de ser català, publicado en el extinto El Singular Digital, parafraseó a Espriu: «Hay gente que ha dejado de estar en la luna -española- y hacen de su vida un ejercicio diario de compromiso. Ante tanto nacionalista de regional preferente, catalanistas al baño maría, tibios y sensatísimos, masoquistas de España en la que se dan una vez y otro, aquí hay gente que ha dicho basta y, cada uno a su manera, combate por unas ideas y un país. Gente que ya se ha olvidado de mirar al sur y vuelve a mirar al norte, donde la gente es limpia, noble, libre y culta. Y feliz».