Noemí Martínez (Madrid, 1987) llegó a Córdoba un 30 de septiembre del 2013 y confiesa que al ver la Mezquita quiso quedarse aquí «algo más que medio año», que era su plan inicial. «Nací en Príncipe de Vergara, frente a la casa de Bárcenas, figúrate, si lo llego a saber antes...», bromea Noemí, nacida en el seno de una familia trabajadora, que hunde sus raíces en Cuenca y Vallecas. Estudió Historia en Ciudad Real, donde comenzó un máster en Antropología, que no culminó por motivos familiares, y se trasladó a Córdoba para hacer otro máster sobre gestión del patrimonio desde el municipio. Ahí fue cuando se especializó en los patios cordobeses, y empezó a trabajar en una empresa turística que ofrece rutas a quienes visitan Córdoba. «Habré estado desempleada, pero nunca parada», asegura.

A la política llegó hace muy poco, en las elecciones del 26-J del 2016, donde, tras inscribirse en Podemos, fue por primera vez apoderada de esta formación. El hecho de que su padre esté en una silla de ruedas desde que ella tenía 4 años le ha dado a Noemí todo un bagaje en el tejido asociativo. «He echado los dientes entre asociaciones y reivindicaciones, por eso en Podemos nada me es ajeno». H I.M.