No son todas de la misma quinta. Algunas se llevan diez o más años con otras, pero eso da igual. A la hora de divertirse en la Feria, nada como salir en grupo solas para derrochar energía. Ellas, las maduras, son las incombustibles. Se las puede ver nada más abrir las casetas vestidas de flamencas y listas para cantar en todo tipo de agrupaciones y coros rocieros, pero también por libre, bailando sin parar. La Asociación de Mujeres del Rocío de Las Moreras es un ejemplo de ello. Según Carmen Espejo, su presidenta, «esta es nuestra semana de vacaciones y nos pasamos el año preparándola, cosiéndonos los trajes o las camisas para ir todas conjuntadas». Hiperenergéticas, pese a las rodillas, el lumbago o los dolores de pies, no desfallecen durante horas. Según Carmen Espejo, «nos duele igual planchando, limpiando o haciendo la compra y seguimos, ¿nos va a importar si duele algo para venir a divertirnos?». Esa es la filosofía: «Si te duele algo, te tomas el Nolotil y para adelante». No le hacen ascos a ninguna música. «Somos como las pilas Duracell», bromean, «no hay quien nos pare». Lo mismo les da unas sevillanas que una bachata, aunque tienen casetas favoritas según el momento del día. «Nos gusta mucho La Gaviota para bailar, la Municipal para el café y ver los coros...», explican, «depende del día». Según cuentan, en la Feria han notado la crisis. «Antes veníamos con 10 euros y nos volvíamos con 8 porque nos invitaban en todos lados, ahora no». Pero eso no les importa. Vienen solas no porque no tengan parejas, sino porque se divierten más así.

A Conchi, Loli y Mª Carmen también se las puede ver mucho estos días por la Feria. Miembros del coro Amigos de la Casa de Sevilla, se pasan el día actuando en las casetas y animando al personal. «¿Que qué tomamos para no cansarnos? Pues esto es energía natural, las mujeres somos muy marchosas», dicen entre risas. Tienen ese tipo de felicidad contagiosa que agota a los tristes. «¿Cómo no vamos a estar felices y contentas, a muchas nos pilló la posguerra y nos hemos pasado la vida cuidando a los hijos, a los nietos, hemos vivido mucho y ahora estamos disfrutando». Alguna que otra confiesa que se siente más libre que nunca para hacer lo que le dé la gana. «Mientras el cuerpo aguante, aquí me verás». Nina y Loli, que acuden con otro grupo, lo dieron todo bailando. «Ayer nos fuimos a las dos de la mañana de la Feria y a las doce ya estábamos de vuelta», confiesan. «Como dice el refrán, niña, que nos quiten lo bailao».