Eduardo Baena Ruiz, magistrado del Tribunal Supremo, inició su intervención con un recuerdo personal. «En abril de 1976 tomé posesión de mi primer cargo judicial. De manera que aquella fue la primera promoción tras la muerte de Franco y la primera que inició su tarea con el rey Juan Carlos. Por lo tanto, durante mis años de juez he tenido que aplicar el ordenamiento jurídico que me encontré y después desarrollar el constitucional; por eso considero que estoy en una posición de privilegio». Eduardo Baena prosiguió con una reflexión: «Mi impresión es que todo ha sido muy beneficioso; la Constitución del 78 estableció un sistema de derechos civiles fundamentales, un Estado social y democrático de derecho donde los principios eran la libertad, la seguridad y la igualdad. Y todo ello propició el haber entrado en el concierto internacional», además de facilitar el desarrollo político y de otros muchos aspectos. El magistrado concluyó con esta frase: «La España de 1978 no es la actual, pero lo que sí está claro es que la España del 78 nos ha traído la actual».

¿Es el propio aniversario el mejor balance de la Constitución Española?, se le preguntó. «Coincido en las apreciaciones de mis compañeros de foro en que la sociedad estaba preparada para un sistema democrático, aunque le faltaba algo de autoestima porque quería estar al nivel de los países de nuestros entorno». En este punto recordó a dos relevantes personalidades de la época. «Para ello la sociedad necesitaba un liderazgo que encontró en el rey Juan Carlos, en el presidente Adolfo Suárez y en todas las fuerzas políticas que se sumaron al proyecto, muchas de ellas con gran generosidad, solidaridad y renuncias para lograr que alcanzáramos esa Constitución mediante el consenso». Pese a circunstancias negativas, como el terrorismo o el riesgo de involución, «la Constitución se hizo posible; supimos dar un paso adelante con creencias firmes en la democracia. Éramos optimistas pero no imprudentes».

En relación a la introducción de cambios en la Carta Magna, el magistrado consideró que es posible «abordar una reforma constitucional». Pero con las precauciones necesarias. «Si hay que reformar la Constitución es necesario partir del principio de legalidad. Habrá que explorar en su momento la posibilidad de consensos después de analizar las ideas». Desde el punto de vista práctico de una persona que aplica el derecho «hay que tener en cuenta qué es lo que nos demanda la sociedad; habrá que rastrear el terreno para ver si lo impide algún artículo o existe algún problema legislativo para llevarla a cabo. Personalmente pienso que la sociedad puede señalar cuáles son las reformas; también nosotros, los jueces, estamos pendientes de muchas reformas para profundizar en nuestro trabajo».

En otros momentos del diálogo a cuatro, el magistrado Eduardo Baena y sus compañeros del foro intervinieron en varias ocasiones para hablar del desafío catalán. En el debate salió a discusión el asunto de la euroorden, su efecto sobre los dirigente catalanes fugados, el delito de rebelión -que Diego López Garrido se atribuyó como redactor en la reforma del Código Penal- y la actuación del juez Llarena respecto a los independentistas.