Uno de los múltiples ejemplos para las serias dudas sobre la gestión de Carlos y Alejandro González en el Córdoba sea el del caso de Álex Gómez Comes, primero coordinador del fútbol base blanquiverde y posteriormente director de fútbol. En principio, el catalán sobraba 50.000 euros brutos más una ayuda de 700 euros para el alquiler de vivienda, en un contrato suscrito en el 2015. Así, en la temporada 2015/16, Álex Gómez cobraría ese salario, al igual que en la siguiente temporada, 2016/17. En caso de despido, la cantidad a recibir por Gómez Comes era lo estipulado a final de temporada, fuera en el 2016 o en el 2017. Si el despido era por causa justa, el entonces coordinador del fútbol base cobraría hasta lo que le correspondiera el último día de su trabajo en el club. Ni un euro más. En diciembre del 2016 pasa a ser director de fútbol para ocupar así la vacante en la dirección deportiva. 125.000 euros cada campaña entre la 2017/18 y la 2019/20. El doble en caso de militar en Primera. Pero lo llamativo es que se mantiene la cláusula de despido sin causa, concretándose en las cantidades que queden por percibir hasta final de la temporada en la que se produzca el despido. Eso sí, si el despido, sea como sea, se produce por alguien que no sea González, su hijo o alguna de sus empresas -es decir, por un nuevo propietario-, «el trabajador pasará a percibir la totalidad de las cantidades pendientes de recibir», Es decir, 325.000 euros, en una forma de «blindaje» muy personal y que fuentes consultadas entienden como «administración desleal».