«Nunca lo había pensado hasta hoy, pero creo que sí, que de mayor me gustaría ser donante de órganos». «La donación es muy importante, nos puede pasar a cualquiera, mi tía tuvo problemas de corazón y estuvo esperando mucho tiempo un trasplante pero no llegó a tiempo y murió, cuando sea mayor me haré donante». «¿Para qué quiere nadie los órganos después de morir? Al menos de esta forma otra persona puede salvar la vida». «Mi prima tiene una cardiopatía grave con solo dos añitos, la han operado muchas veces, hay que ser solidarios y donar, eso no cuesta nada, muchas vidas están en juego». Son algunas de las reflexiones de los menores que ayer acudieron desde los institutos públicos Tablero, Maimónides, Góngora, y el colegio Bética Mudarra, a aportar su presencia para formar un gran corazón con el que diario CÓRDOBA quiso simbolizar el latido constante de los últimos 40 años de toda una ciudad a favor de los trasplantes. La plaza de Las Tendillas, que desde ayer acoge una exposición retrospectiva de algunas de las informaciones más destacadas publicadas en el diario sobre este tema, concentró a numerosas autoridades, a colectivos colaboradores con el hospital Reina Sofía, a médicos y a trasplantados de distintas edades.

Entre los presentes estuvo Joaquín Alcántara, un joven francés hijo de emigrantes de 38 años, que trabajó como marmolista en Jaén. El oficio le causó una silicosis que derivó en una fibrosis masiva, recordó ayer, hasta que requirió un trasplante de pulmón que llevó a cabo hace 5 años el equipo del hospital Reina Sofía en Córdoba. «Ahora vivo aquí con mi mujer y mi niña de 18 meses, Elí», explicó con un ligero acento francés, y desde aquí se realiza el seguimiento de su caso y las revisiones. Con la energía renovada y los pulmones cargados de oxígeno, Joaquín, agradecido, dio testimonio de que no hay mayor gesto de solidaridad que regalar vida.

Francisco Pino, presidente de la asociación A Pleno Pulmón y trasplantado hace 20 años, cree que «hoy en día es difícil que alguien pueda encontrar un argumento en contra de la donación, desde ningún punto de vista». Así, recordó que «la alegría de quien lo recibe y el agradecimiento es enorme, pero imagino que para quien pierde un familiar también debe ser algo bueno pensar que una muerte ha permitido que otra persona viva».

El coordinador de trasplantes del Reina Sofía, José María Dueñas, presente en el acto, recordó que una sola donación puede derivar en más de una decena de trasplantes, como prueba que hasta la fecha el hospital haya realizado casi 8.000 injertos entre órganos vitales y de tejidos a partir de 1.062 donantes. Como médico y responsable de este área, asiste a diario a las dos realidades que supone una donación y un trasplante. «Nunca sabemos cuándo nos puede tocar, una hipertensión, un accidente de tráfico puede llevarnos a ser donantes igual que un problema renal o una dolencia cardiaca puede acabar desembocando en la necesidad de un trasplante; por el hecho de estar vivos, cualquiera puede verse en ambas circunstancias, así que conviene pensar si estamos dispuestos a un acto tan generoso como la donación», dijo sincero. Muchos cordobeses ya han pasado por ese trance y, según la gerente del hospital, han actuado de forma ejemplar: «Es difícil alcanzar un 100% de tasa de aceptación a la donación y, sin embargo, este año lo hemos logrado, debemos seguir así».