La falta de relevo generacional en el cuidado de los patios. Ese parece ser uno de los principales retos a los que se enfrenta una fiesta declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que además se enmarca en un debate más amplio relacionado con el proceso de turistificación que están viviendo la mayoría de las grandes capitales y las ciudades patrimonio. El centro de recepción de visitantes acogió ayer la presentación de las conclusiones del primer Congreso Internacional de patios de Córdoba, elaboradas por los profesores de la Universidad de Córdoba encargados, junto con el Imtur, de la coordinación de las ponencias, José María Manjavacas, Fernando Lara y Rocío Muñoz, que compareció junto al gerente del Imtur y concejal de Turismo, Pedro García.

Según el documento que resume las conclusiones, los agentes que participaron en el debate plantearon la posibilidad de «generar redes de sociabilidad alrededor del mantenimiento y cuidado de determinados patios», que, según Rocío Muñoz, pasaría por implicar a niños y jóvenes para que expongan cómo ven ellos la fiesta y cómo quieren que sea en el futuro, así como crear colectivos sociales y asociaciones vinculados a la fiesta, que contribuyan a su recuperación y a la puesta en valor de determinados patios.

En la misma línea, se sugiere la necesidad de promover la rehabilitación de las casas patio deterioradas a través de cooperativas de uso, con el fin de garantizar el mantenimiento de la vida en los patios y combatir la idea de turistificación que implica convertir las ciudades y las fiestas en «cáscaras sin identidad». En este sentido, Pedro García, recalcó que esta fórmula supondría «un antes y un después en todo lo que significa la política de la ciudad respecto a los patios, no solo la política turística, sino toda la gestión de patrimonio».

Precisamente, otra de las conclusiones del congreso propone a las instituciones «abordar sin demora el diseño del modelo turístico en aras de permitir el mejor aprovechamiento de las potencialidades turísticas de las manifestaciones patrimoniales de la ciudad, evitando banalizar el riesgo de turistificación de las expresiones del patrimonio cultural y posturas que alienten la turismofobia».

El objetivo de este congreso, que según García ha marcado «un antes y un después en la política de la ciudad sobre la gestión del patrimonio», tiene afán de continuidad para próximos años, es que no se quede en un documento sin aplicación práctica, si bien aún no están claras cuáles serán las acciones concretas que se adoptarán. Una vez elaboradas las conclusiones, será el consejo consultivo del Imtur quien las estudie y proponga la hoja de ruta a seguir a partir de ahora. El presidente del Imtur, que agradeció la implicación de todos los agentes que participaron en el congreso, destacó especialmente la labor de los investigadores a la hora de «catalogar, mantener y divulgar este patrimonio inmaterial, y cómo gestionar este fenómeno sin caer en posturas extremas de turismofobia ni una excesiva explotación económica».

A preguntas sobre la propuesta de elevar el salmorejo cordobés a Patrimonio de la Humanidad, Pedro García dijo que «la dieta mediterránea ya es patrimonio de la humanidad y que el salmorejo forma parte de esa dieta», subrayando la importancia que tiene para Córdoba la gastronomía como atractivo turístico.