No es fácil gestionar unos recursos cuando comienzan a escasear, sobre todo cuando no hay certeza de disponibilidad a medio plazo. Hasta ahora, la Confederación ha distribuido el agua de manera acertada para lograr el equilibrio entre necesidad y posibilidad. Las tensiones pueden surgir ahora, sobre todo porque se plantearán demandas excesivas por producciones que no están modernizadas (como sucede con el arroz). Hay tareas retrasadas, que deberían haberse acometido. Eso contribuiría a ser más solidarios con otras provincias con menos riego, como sucede con Córdoba.