Si hay algo en común entre los vecinos que conviven con okupas conflictivos es el miedo a sufrir represalias. Por eso ninguno quiere dar su nombre ni decir dónde vive. «No entiendo cómo en el Ayuntamiento el otro día no se aprobó la moción de Ciudadanos, ¿a nadie les importa lo que nos pasa?», afirma una vecina indignada. «Claro que hay okupas pacíficos, que no dan problemas, pero hay otros muchos que dan la patada a la puerta y se hacen los amos del bloque, sin que los demás podamos defendernos porque son gente peligrosa», añade. «Un día va a pasar una desgracia y entonces dirán que no sabían nada». Según las fuentes consultadas, hay pisos ocupados en toda Córdoba. Para C.E., otro vecino, la situación cada vez es más insostenible. «Hay problemas de seguridad por los enganches de luz ilegales, no se puede convivir con algunos porque se dedican a insultar y a amenazar a los que les plantan cara, hay gente que se está metiendo en los pisos para vender droga y grupos que están comerciando con la desgracia de la gente alquilando los pisos vacíos de los bancos, deudas con la comunidad... y los bancos que son los dueños, ¿dónde están?». Las entidades bancarias, por su parte, reconocen el problema y aseguran que, si tienen constancia de una ocupación, algo que no siempre ocurre, lo denuncian a la Policía (si en un piso ocupado sucede algo y no hay denuncia, el propietario sería el responsable), pero también admiten que hay mucha presión social y el desalojo no siempre llega. «Al final, los vecinos pagamos el pato».