No había aromas a azahar e incienso, pero sí que se evocaron tantas veces estos perfumes que hasta parecía que algo de ello había en las discretas colonias de los asistentes al acto. No hubo una banda de cornetas y tambores pero la sensibilidad y a veces contundencia con la que el pianista Alberto de Paz pasaba sus dedos sobre las teclas del piano, versionando Saeta, emocionaban igual. Y tampoco se trataba de pregonar (aunque sí estuvieron dos de los tres exaltadores de este año, Miguel Ángel de Abajo y Antonio Capdevila), pero la pequeña conferencia de Manuel Pimentel sonó a pregón antropológico en donde, además de la oración colectiva, hubo sitio para la historia y hasta otras religiones antiguas y ancestrales costumbres y sentimientos.

O sea, que sin serlo, fue un acto cofrade en todo su espíritu, al menos para reivindicar con sus luces (muchas) y sus sombras (que algunas hay, como se recogen en el libro sin quererlas ocultar) esos 75 años de trabajo de la Agrupación.

Y todo ello con el director de Diario CÓRDOBA, Francisco Luis Córdoba, haciendo de anfitrión y con la presencia tanto de autoridades de la Junta y de concejales del Ayuntamiento como del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, profesionales de la información, representantes de colectivos sociales y económicos de la ciudad y, por supuesto, muchos hermanos mayores con, inevitablemente por estas fechas, la cabeza más puesta en los importantes flecos que deben cerrar en sus respectivas hermandades antes de la estación de penitencia. Normal. Se les notaba en cuanto les sacabas conversación. Por cierto, para ello hubo muchas oportunidades, tanto a la entrada como, especialmente, camino de la salida, ya con el libro en la mano, recordando el pasado pero, sobre todo, con muchas conversaciones sobre planes inmediatos para esta Semana Santa 2019 y el resto del año, en donde la Agrupación de Cofradías continúa con su extenso programa conmemorativo. También se oían muchos elogios al libro del 75 Aniversario de la Agrupación, aunque esté feo decirlo y se peque de vanidad. Afortunadamente... llegan días de penitencia.

El caso es que, como destacó Pimentel, se palpaban ya sentimientos de una Semana Santa en la que «ya mismo está la primera en la calle. Da la sensación de que nos la vamos a encontrar al salir de aquí». Pues bien: fue casi una profecía. Y es que la casualidad quiso que los más rezagados en dejar el Círculo de la Amistad se encontraran en las calles cercanas, y entre volutas de incienso, con la comitiva de Jesús en su Soberano Poder, de la prohermandad de la Quinta Angustia, en su primer Vía Crucis por las calles de la feligresía. Por si había alguna duda de que ya estamos rozando una Semana Santa muy especial: la número 76 de la Agrupación.