Pablo Casado ha cerrado la convención nacional del PP con un discurso de más de una hora en el que ha desgranado su ideario conservador. Ante la amenaza en las urnas de Ciudadanos y Vox, el líder popular ha pedido a los suyos que trabajen por un partido "ancho, abierto", que logre reconquistar a esos electores huidos para "liberar a España de la amenaza nacionalista y la rendición socialista". "No se puede unir España desuniendo el voto, al contrario, hay que unir el voto para unir a los españoles de nuevo", ha declarado.

Su prioridad, si llega al Gobierno central, será aplicar el 155 a la Generalitat de Catalunya, "deponer el Gobierno, nombrar uno nuevo" y asumir el control de la educación, la seguridad, Hacienda, los medios de comunicación públicos e instituciones penitenciarias. "En definitiva --ha dicho--, pondremos orden en Catalunya y liberaremos a toda una sociedad secuestrada por una banda de fanáticos racistas y supremacistas con la cimpunidad de tener al Gobierno de España en sus manos".

Además del desafío independentista catalán, Casado también se ha referido en su alocución a las prioridades que considera que debería tener cualquier Ejecutivo central. El PP está ya activado en 'modo precampaña' de las municipales, autonómicas y europeas y el presidente de los conservadores ha querido que los 7.000 afiliados y dirigentes se vayan de Madrid con su 'plan de Gobierno' bajo el brazo. Primero de todo les ha pedido que repitan una y otra vez que "quien quiera que gobierne el PP tiene que votar al PP" y no se tiene que dejar embaucar por los que solo se ponen un "disfraz" o versionan "en un karaoke los temas populares".

"No es Trump, esto es más Clinton"

Según fuentes de la dirección, Casado ha intentado con este discurso dar argumentación "potente" y "atractiva". "Pablo quiere devolver espacios de libertad a los ciudadanos. Esto no es [Donald] Trump, esto es más [Bill] Clinton", afirman esas fuentes. Y en ese ideario del nuevo PP, la segunda área de interés es la "revolución fiscal": propone bajar el impuesto de la renta y el de sociedades y suprimir el impuesto sobre el patrimonio, sucesiones y donaciones.

En educación, quiere "consagrar" la libertad de educación educativa en la pública y la concertada, garantizar la enseñanza en castellano "en toda España" y "erradicar" el "adoctrinamiento nacionalista".

El partido "de la cultura de la vida"

En políticas sociales, Casado ha situado a su partido como el "de la cultura de la vida", que está siempre a favor de la defensa de esta y de la familia, porque "no hay nada más progresista" que apostar por estos dos conceptos, ha añadido. No ha mencionado la palabra aborto y fuentes de su entorno apuntaron después que no se plantea tocar esta ley, pero sí dar más recursos para favorecer la natalidad y para que "las mujeres sin recursos no tengan que decidir presionadas por su entorno".

El líder del PP ha querido poner distancia con Vox, que reclama derogar la ley de violencia de género, y ha subrayado que su partido mantiene "un compromiso inequívoco" en la batalla contra esta lacra social, algo que es "compatible", ha apuntado, con "intensificar" las medidas contra "la violencia doméstica contra niños y ancianos".

En este apartado ha reafirmado su apoyo a la prisión permanente revisable y ha mostrado su voluntad de ampliarla a más supuestos. "Los asesinos, violadores o pederastas donde tienen que estar es en la cárcel, no reincidiendo en la calle por el síndrome de Estocolmo de la progresía española", ha llegado a decir.

Terrorismo e inmigración, juntos

El líder popular ha reivindicado fortalecer la defensa frente al terrorismo islámico, porque "no ha acabado" y no cabe limitarse "a esperar" el próximo atentado. "Quien venga a inocular odio, que se vaya. Aquí se viene a respetar la ley y a respetar la libertad", ha añadido. Y a renglón seguido se ha referido a la inmigración y su deseo de "volver a las políticas responsables de inmigración". Ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de promover con su política un "efecto llamada" que fortalece a las mafias que trafican con personas.

En este mismo capítulo sobre seguridad, Casado ha reiterado el rechazo del PP al acercamiento de presos de ETA a cárceles del País Vasco y Navarra que está autorizando el Gobierno; si llega a la Moncloa, se ha comprometido a terminar con esta política y a promover la prohibición por ley de los homenajes a etarras.

Aznar y Cospedal, en primera fila

En la jornada de cierre, numerosos exdirigentes del PP, con José María Aznar a la cabeza, han querido mostrar su respaldo a Casado. En la primera fila se ha sentado el expresidente del Gobierno, Ana Botella, Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal y Manuel Pizarro, entre otros.

Cospedal es la que más atención ha acaparado puesto que era su primera aparición en un acto de partido después de dimitir por los audios grabados de sus conversaciones con el excomisario José Manuel Villarejo. El expresidente Mariano Rajoy ha sido el gran ausente de la clausura. Fuentes de su entorno explicaron que tenía un "viaje" y que creía que todos los focos tenían que ser para Casado.

En el equipo del actual líder creen que esta convención se ha desarrollado con "normalidad absoluta" y ha demostrado que el partido está "unido". Consideran que "a nivel orgánico" ningún presidente del PP lo ha tenido "tan fácil". La principal diferencia, señalan, es que Rajoy o Aznar tuvieron más margen y Casado ha tenido elecciones andaluzas a los cinco meses y debe organizar al partido para disputar unas municipales, autonómicas y europeas en menos de un año.