Los cordobeses han gastado este año en Lotería de Navidad más de 41,4 millones, 50,4 euros de media por habitante, de los cuales apenas ha vuelto a sus bolsillos el pico. La sequía lotera parece haberse instalado en Córdoba, más intensa incluso en la capital, donde cada vez queda más lejos la celebración de 1992 o los años en que los periodistas de la ciudad tenían que desplazarse a varios puntos de la ciudad para dar voz a las peñas, asociaciones, bares o particulares que celebraban su buena suerte. En el día de ayer, como el año pasado, tan solo hubo que hacer un viaje a una administración. En el 2015 fue la de La Brujita, en Ronda de Tejares, la que compartió su alegría con los medios por haber vendido un décimo de un quinto premio en una máquina expendedora y este año le ha tocado el turno al lotero de la avenida del 28 de Febrero, Agustín Hidalgo, feliz por haber sido el afortunado, el único, que ha vendido un número premiado en la capital, aunque ni siquiera haya podido felicitar al agraciado en persona ni abrir una botella de cava para celebrar la noticia. Y es que, desde hace unos años, el rastro que deja la Lotería de Navidad en la ciudad, castigada por el desempleo, sabe a poco, pese a lo cual los cordobeses no pierden la fe y siguen aumentando cada año el gasto destinado a lotería. La esperanza, dicen, es lo último que se pierde.