El éxito de la huelga feminista del año pasado cogió a pie cambiado a los partidos. Pero en este 2019 todos estaban prevenidos y aprovecharon la ocasión para hacer (triple) campaña electoral. Dada la inminencia de las elecciones generales, las municipales y las europeas, las formaciones políticas trataron de capitalizar la jornada subrayando sus distintos puntos de vista sobre el movimiento.

Excepto el PP, que se quejó del «monopolio de la extrema izquierda» en esas marchas, todos los partidos parlamentarios dieron apoyo a las movilizaciones que se llevaron a cabo en toda España. Pero además intentaron colar su mensaje en redes sociales o en intervenciones públicas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abrió camino en Twitter. «Queremos una España feminista, porque solo desde el feminismo acabaremos con la violencia machista y lograremos la igualdad real. Viva la lucha de las mujeres», dijo.

De hecho, el PSOE se volcó con la jornada también porque considera que la movilización puede ayudarle a despegarse en las encuestas de los partidos de la derecha, menos vinculados tradicionalmente con las reivindicaciones feministas. La número dos de Sánchez en el Gobierno, la vicepresidenta Carmen Calvo, participó en la marcha de Madrid.

Pero, después de que el PP haya pedido a la Junta Electoral Central que vigile que el Gobierno no haga «electoralismo» en periodo de precampaña, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, rebajó ayer el tono e incluso evitó comentar la decisión del PP de no sumarse a las manifestaciones del Día de la Mujer, en las que sí participaron varias ministras.

Un papel más complicado tiene Pablo Casado. Unas declaraciones del líder del PP sobre el aborto le valieron hace unos días críticas de amplios sectores. Ayer, Casado tenía un acto previsto en Castellón, a las puertas de una guardería. Pero una protesta de unas 200 mujeres, que corearon lemas como Pablo Casado es el patriarcado o Casado, yo te hubiera abortado provocaron que finalmente lo trasladara dentro del edificio.

Ciudadanos también quiso poner su acento a las reivindicaciones del día. El presidente de la formación, Albert Rivera, tomó como referente «liberal y feminista» a Clara Campoamor, una de las principales impulsoras del sufragio femenino en España. Desde la sede de su partido en Madrid, y flanqueado por políticas como Begoña Villacís y varias diputadas, Rivera expresó su respaldo a «un feminismo abierto que no deje a nadie fuera, porque nadie sobra para defender la igualdad entre hombres y mujeres».

Pablo Iglesias, en cambio, optó por el silencio, incluso en las redes sociales. Después de la polémica que generó en los últimos días un cartel anunciando su vuelta a la actividad política tras la baja de paternidad que fue criticado por machista, el líder de Podemos eligió un perfil bajo para evitar suspicacias.