¿Están a favor de abolir el cambio de hora tanto en invierno como en verano en la Unión Europea? Si es así, ¿cuándo deberíamos abandonarlo? El compromiso puesto sobre la mesa por la presidencia semestral de la UE, que ocupa Austria, sugiere la fecha del 2021, pero preguntas como estas no tienen todavía respuesta de los Veintiocho. La Comisión Europea presentó en septiembre pasado una propuesta legislativa en la que apuesta por acelerar y eliminar el cambio desde el próximo año. La realidad, sin embargo, es que son pocos los estados miembros que han fijado su postura y el acuerdo, a priori, llevará tiempo.

Desde finales de septiembre, el grupo técnico responsable de examinar la propuesta en el Consejo -donde están representados expertos de los 28- se ha reunido en tres ocasiones pero los avances son imperceptibles y es poco probable que haya un punto de inflexión para finales de año. «Hay muchos países que han empezado con consultas internas y que simplemente necesitan más tiempo», explican fuentes del Consejo. Es el caso de España pero también de otros como la vecina Francia que consideran que es demasiado pronto para posicionarse. «La mayoría de los Estados miembros no tienen una posición y no han expresado su predilección por una opción», corroboran fuentes de la presidencia austríaca.

La propuesta y el calendario propuesto por Bruselas suscitan muchas dudas y hay delegaciones que no ven necesidad de avanzar tan rápido por mucho que haya elecciones en mayo del próximo año.

Países como Holanda creen que la discusión debería abordar antes las tres opciones: mantener el horario de verano, el de invierno y también la situación actual. «Adoptar una decisión con vistas a adoptarla en abril de 2019 no es realista y el actual reglamento solo debería ser revocado una vez que el nuevo sistema esté claro», explican fuentes diplomáticas holandesas sobre la postura de su gobierno que considera crucial la coordinación con los países vecinos.

Las críticas del Ejecutivo holandés por la urgencia de Bruselas son muchas. Consideran que los resultados de la consulta pública realizada en verano por la Comisión Europea «no es representativa», no hay estudio de impacto que evalúe con precisión los efectos (financieros) del cambio ya que solo citan algunos estudios sin los pros y los contra, y antes consideran necesario consultar con la población y las empresas holandesas. «La velocidad que plantea la Comisión no es factible», avisan las mismas fuentes que aseguran que el servicio jurídico del Consejo ha determinado que la base legal utilizada por Bruselas en su propuesta es además incorrecta.

El primer debate político tendrá lugar este 29 y 30 de octubre en Graz (Austria). Ese día se reúnen los ministros de transportes de la UE y la presidencia austriaca ha previsto un debate. No se esperan avances pero sí será la primera oportunidad de tomarle la temperatura al plan entre los Veintiocho y ver el apoyo que suscita la fecha del 2021, para muchos «más realista». Otras fuentes consultadas recuerdan que aunque la propuesta llegara a aprobarse el próximo año no podría aplicarse automáticamente ya que sectores como el transporte -especialmente las aerolíneas- necesitan entre año y año y medio para preparar sus horarios.

Hasta ahora son pocos los países que han expresado públicamente su opción predilecta. Es el caso de Austria, partidaria de abandonar el cambio bianual y de aplicar el horario de verano, o de Finlandia cuyo parlamento promovió a principios de este año una resolución defendiendo también la abolición del sistema actual. Lo que no han decidido en Helsinki es si apostar por el horario de invierno o el de verano.

Otro de los países que a priori lo tienen claro es Portugal. Su primer ministro, António Costa, es el único que ha dicho bien alto que prefieren mantener el cambio anual. Inicialmente también Grecia se había pronunciado a favor del status quo pero la propuesta de compromiso planteada por la presidencia austríaca ha modulado su negativa y el ministro de transportes «se reserva el derecho a formular su posición oficial en la reunión informal de Graz», explican fuentes griegas.

LA EUROCÁMARA SE SUMA / En paralelo, también el Parlamento Europeo se ha puesto manos a la obra. La comisión de transportes ha nombrado a la sueca Marita Ulvskog como ponente del informe y su objetivo es pisar el acelerador, máxime teniendo en cuenta que abril será el último mes hábil de esta legislatura y que es la fecha señalada en la propuesta como plazo para que los gobiernos notifiquen a Bruselas su decisión de si quedarse con el horario de invierno o de verano. «La Comisión ha propuesto la fecha del 2019 pero ahora es el Parlamento Europeo y los Estados quienes deben decidir», explica el portavoz Enrico Brivio. La intención es finalizar el primer borrador antes de finales del 2018.