No hay que olvidar que la información sobre los alérgenos y productos susceptibles para personas intolerantes a los mismos es solamente un pequeño aspecto de una reglamentación más amplia que entró ayer en vigor, y que obliga a etiquetar con una nueva y rigurosa forma los alimentos preparados. Así, con una letra bien legible, hay que informar por cada 100 gramos o 100 ml sobre el contenido detallado en hidratos de carbono, grasas (y su tipo), proteínas y sal, además del valor energético, país de origen, la ya referida lista de alérgenos (hay 14 tipos). La norma no cambia para frutas y verduras frescas envasadas, pero sí para carnes y pescados.

Organizaciones de consumidores ya se han quejado de que el tipo de letra sigue siendo pequeño y de que, como se admiten que en la etiqueta se dé información adicional, algunas empresas utilicen algún componente del producto elaborado como reclamo resaltándolo y utilizándolo de forma publicitaria y comercial, llevando por ello al consumidor a la confusión. Las asociaciones también han protestado porque los productos alcohólicos no estén obligados a presentar su composición en el etiquetado.