El debate final de los presupuestos andaluces para 2019, aprobados con los votos de PP, Cs y Vox, finalizó con una fuerte polémica por la intervención final del consejero de Hacienda, Juan Bravo, ya que los socialistas entendían que sobrepasaba el objetivo de agradecer el apoyo a las cuentas. La intervención de Bravo, de unos 15 minutos, fue interrumpida en varias ocasiones por la bancada socialista, que se quejaba de que el consejero abordara en la tribuna otros asuntos como las previsiones económicas o la lucha por la igualdad del PP.

La presidenta del Parlamento, Marta Bosquet (Cs), llamó la atención a los socialistas en al menos cinco ocasiones, para que dejaran hablar al consejero, e incluso esgrimió: «A quien no le interese lo que está diciendo el consejero puede abandonar el hemiciclo». «El consejero tiene todo el derecho del mundo a hablar y defender los Presupuestos. No creo que en este Parlamento jamás se haya faltado el respeto a un consejero cuando se han aprobado unos Presupuestos», dijo la presidenta de la Cámara. Sin embargo, desde la bancada socialista respondían: «Esto es inaudito, tiene que hacer cumplir el reglamento y no lo hace».

El momento más tenso llegó cuando el consejero criticó la actitud del PSOE de poner «etiquetas» a los demás y atribuirse todos los avances sociales de este país. «¿Todos, todos, seguro?, ¿nadie más ha contribuido?», preguntó el consejero al PSOE, al que recordó una de las frases que la socialista Victoria Kent pronunció ante las Cortes en 1931 sobre el voto femenino, cuando dijo: «Es peligroso conceder el voto a la mujer. Si las mujeres españolas fuesen todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un período universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino», según leyó textualmente el consejero. Acto seguido, Bravo señaló, dirigiéndose a la bancada socialista, que este país se ha «hecho entre todos», como la Transición, los pactos de la Moncloa, la Ley de Conciliación, la Ley de Dependencia o el pacto estatal para la lucha contra la violencia de género.

La polémica llegó hasta tal punto que, una vez que acabó el consejero, la presidenta del Parlamento dio por finalizado el pleno y se levantó mientras el portavoz socialista, Mario Jiménez, seguía pidiendo la palabra en reiteradas ocasiones. Bravo se acercó a saludar a los portavoces de Hacienda de los cinco grupos y también a la líder del PSOE-A, Susana Díaz, pero esta le negó el saludo mientras le reprochaba su actitud. «No venga a saludarme a mí, súbase ahí y pídale disculpas al grupo parlamentario socialista», explicaron fuentes socialistas que le dijo Díaz al consejero. En declaraciones, Jiménez anunció que su grupo va a «actuar legalmente» contra la decisión de Bosquet, porque actuó contra el acuerdo de la a Junta de Portavoces que estableció la ordenación del debate, ya que «en ningún momento» se contempla la posibilidad de que ningún miembro del Gobierno pudiera intervenir para abrir un debate.