El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa fue hallado ayer muerto en una finca de Villanueva del Rey (Córdoba) con un disparo en el pecho efectuado con un arma de caza en lo que, según todos los indicios, apunta a un suicidio. De hecho, un íntimo amigo personal de Blesa aseguró ayer a Diario CÓRDOBA que «esto es tan sencillo como que ha venido de Madrid a pegarse un tiro a Puerto del Toro», el nombre de la finca en la que ocurrieron los hechos.

Blesa, que iba a cumplir 70 años el próximo 8 de agosto y que fue condenado por la Audiencia Nacional a seis años de cárcel por gastarse 436.688 euros mediante el uso de tarjetas black de Caja Madrid, de la que fue presidente entre 1996 y 2010, había llegado a la finca sobre las dos de la madrugada. Hacía tiempo que había dejado de cazar, pero «tenía mucho apego» a Puerto del Toro, un coto privado de caza con cuyos gestores mantenía una larga amistad. De hecho, solía visitarla al menos dos veces al año y con su familia. La finca, gestionada por Fermín Gallardo y Rafael A. Alcaide, a través de la sociedad Las Rozuelas del Valle, incluida en el grupo Prasa, es uno de los tres grandes cotos de caza de España.

En los últimos días, relatan las fuentes consultadas, Blesa se mostraba indeciso: «Unos días decía que iría la finca, otros que no…». La noche del martes, finalmente, llamó avisando de que estaba de camino. Cuando llegó, sorprendió que viajaba sin equipaje -solo con una camisa-, cuando «siempre lo hacía con una gran bolsa» de ropa. Además, aunque ya había dejado de cazar hace tiempo, y cuando lo hacía empleaba las armas de la finca, «ayer se trajo un rifle suyo», aseguraron las mismas fuentes. Blesa estaba en posesión de las licencias de armas del tipo D, para armas largas y para caza mayor, y de tipo E, para armas de tiro deportivo y escopeta de caza. Además, poseía 15 armas y licencias para usarlas, aunque fuentes cercanas consultadas por este diario insistieron en que hacía tiempo que ya no abatía piezas.

Nada más llegar, pronto se fue a descansar, y ayer, a las 7.30 horas, Blesa ya estaba desayunando. En la finca había dos guardas, la mujer de uno de ellos y Rafael A. Alcaide, gestor del coto de caza y amigo personal. «Rafael, ¿tú tienes el número de teléfono de mi mujer? Te lo voy a dar por si alguna vez hace falta que la llames», le dijo. Al momento, se levantó de la mesa con la excusa de ir a poner su automóvil «a la sombra», relató uno de sus íntimos amigos. Fue entonces cuando se acercó al coche, extrajo del maletero su rifle, se colocó en la parte delantera del coche -por fuera y en la zona derecha- y «agachándose para que fuera directo al corazón…». «Esto es tan sencillo -resumió su amigo íntimo- como que se ha venido de Madrid a pegarse un tiro» en la finca cordobesa. A falta de los resultados de la autopsia, las primeras conclusiones de la investigación de la Guardia Civil apuntan en la misma dirección.

El primer aviso se recibió en el 112 sobre las 7.50 horas. Uno de los guardas y el amigo que se encontraban con él habían escuchado un disparo. Al ir a ver lo ocurrido, hallaron a Blesa tendido junto al coche. Cuando llegaron al lugar, los servicios sanitarios solo pudieron certificar la muerte, lo que ocurrió a las 8.40 horas. Posteriormente, sobre las 12.00 horas, el titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Peñarroya-Pueblonuevo ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto de Medicina Legal de Córdoba, donde hoy se le realizará la autopsia. Mientras tanto, agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Córdoba, que ha asumido la investigación, tomaron declaración a las personas que se encontraban en la finca con Blesa cuando lo hallaron muerto. De su lado, el juzgado de Peñarroya decretó la apertura de diligencias previas en espera de conocer el resultado de la autopsia, que «determinará fehacientemente la causa de su muerte», informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Fuentes próximas a la investigación señalaron, no obstante, que el atestado apunta a que Blesa se quitó la vida disparando su propio rifle y que presentaba un disparo en el tórax.

La condena por las tarjetas black había sido su gran revés judicial, pero tal y como comentó a Efe afrontó el fallo «sereno» y con plena confianza en que el Supremo revocaría su condena. Aunque la decisión no se espera hasta finales de año, algunos de sus allegados destacan que Blesa era una persona fuerte, que afrontaba con entereza cualquier contratiempo.