Usar la bicicleta en Córdoba, por muy llana que sea, no es un hábito generalizado entre sus habitantes, pese a que constituye una práctica saludable, mucho más barata que el vehículo privado y bastante menos contaminante. Córdoba cuenta con 217.350 vehículos censados, según el Plan de Movilidad Urbano Sostenible, de los cuales casi el 70% son turismos, un 12% camiones y furgonetas y un 9,7% motocicletas. El cordobés sigue resistiéndose a dejar el coche en casa (o la moto, de hecho, el índice de motorización en motocicletas está por encima de la media nacional), no le convence el transporte alternativo, según muestran las estadísticas que maneja el área de Movilidad del Ayuntamiento. Y es que, pese a ser una ciudad pequeña, todavía es posible llegar a casi todas partes en coche. Y eso, más que una ventaja, es un problema. «Solo un 1,63% de la movilidad de personas que se da en la ciudad se hace en bicicleta, frente a un 44,15% de vehículo privado (coche o moto), un 42,1% a pie y un 12,1% de transporte público», afirma Antonio Valdenebro, técnico de Movilidad en el Ayuntamiento de Córdoba y coordinador de las actividades de la Semana Europea de la Movilidad. «La gente dice que el centro no es accesible porque es un poco más incómodo para el coche, pero así debe ser para avanzar en el modelo de movilidad de una gran ciudad». Se estima que la media de usuarios diarios que se mueven en Córdoba en bicicleta es de 800 personas, una cifra minúscula frente a la masiva circulación de motos y coches. Sin embargo, los planes de peatonalización parecen imparables y en un futuro no muy lejano el centro de la ciudad será mucho más accesible a cualquier transporte que no sea un automóvil privado.

Para conseguir que nadie se quede atrás en ese proceso, el Ayuntamiento de Córdoba tiene previsto renovar el año próximo la flota de bicicletas públicas y su sistema de uso, que después de 16 años ha quedado totalmente obsoleto. «Córdoba fue pionera en el año 2001 en la oferta de este servicio, vinieron aquí técnicos de otras ciudades a conocer nuestro modelo, pero pese a haber sido los primeros, nos hemos quedado los últimos», señala Valdenebro, que en este momento trabaja en la confección de un pliego de condiciones para la contratación de la nueva flota. En el nuevo modelo se retirarían las cuatro estaciones que existen actualmente, pensadas más para un uso de ocio, y se ubicarían más para que fueran más atractivas al usuario que se desplaza por motivos de trabajo, por ejemplo, y a los visitantes que llegan de otras ciudades.

En este momento, es necesario estar empadronado en Córdoba y tener una tarjeta específica para usar estas bicicletas, lo que las convierte en objeto decorativo más que práctico. «Vamos a usar el modelo de Murcia, que ha sacado un servicio público gratuito con un contrato de publicidad de pequeños comercios, de forma que con lo que pagan esos comercios al contratista se financia la bicicleta pública», explica Antonio Valdenebro, que confía en que el proyecto tenga el visto bueno de Intervención.

Si es así, sería todo un éxito, teniendo en cuenta las reticencias de la interventora municipal a aceptar proyectos de mejora de movilidad como inversiones financieramente sostenibles, con una visión que algunos consideran excesivamente economicista. Su criterio, que muchos cuestionan, entre ellos, la alcaldesa de Córdoba que ya ha levantado el reparo de Intervención en varias ocasiones, no coincide con el de otros ayuntamientos. Madrid, por ejemplo, está llevando a cabo proyectos del mismo perfil bajo el paraguas de estas inversiones por lo que no se descarta recurrir tales reparos. Uno de los proyectos que se han quedado en el tintero por este motivo es el de cinco carriles bici en zonas como Medina Azahara, Cañito Bazán o los puentes, que están desconectados del resto del carril, recuerda Valdenebro.