Al final, no va a ser tan mala idea mirar al cielo para ayudar a arreglar cuestiones como el paro. Literalmente. Por supuesto, no va a ser la panacea. Pero cuando se cumple justo ahora el primer año de que la comarca de Los Pedroches recibiera la certificación de Reserva Starlight, avalada por la Unesco y por la Organización Mundial del Turismo, y 3 años y medio de la declaración global de Sierra Morena como reserva Starlight de la biosfera, lo que ya beneficiaba directamente a ocho municipios cordobeses, la Junta de Andalucía ha comenzado a redactar una ordenanza tipo, un trabajo cuyo inicio se presentó precisamente en Córdoba, que pueden aprovechar no solo los ayuntamientos bajo esta exclusiva franja de cielo sino también el resto de la provincia, incluyendo la capital, y que ya está originando ligeros réditos.

Así, el llamado astroturismo, en primer lugar, está sirviendo como reclamo complementario, a veces el atractivo decisivo para llenar en un puente festivo los alojamientos rurales, para aumentar el flujo de viajeros en la capital o para significar la diferencia entre el cierre o los beneficios de una pequeña empresa de turismo rural o medioambiental… Cuando no el principal atractivo. Sin exagerar. Ya ha dejado de ser extraño o exótico en lugares como Los Pedroches el turista que llega desde Escandinavia o Centroeuropa solo para disfrutar de los cielos despejados del Norte de la provincia, como reconoce Pura Medina, de la firma de Turismo en La Dehesa Las Lagartosas, en Villanueva de Córdoba.

Eso sí, a pesar del potencial que posee en Córdoba, la industria reglada del astroturismo (hay muchos especialistas a título particular, pero no una estructura empresarial sólida) dista mucho de la que ya han desarrollado en Sevilla, Málaga, Jaén y Granada, en donde, la mayoría de las veces con muchísimas peores condiciones, disfrutar de las estrellas se está sabiendo vender turísticamente mucho mejor que en Córdoba, a veces combinando productos tan diferentes como, por ejemplo, aguas termales con el cielo nocturno, como ocurre con alguna oferta en Granada.

En todo caso, y aunque aún hay que esperar, ya está en marcha una ordenanza marco a la que quizá tenga que adaptarse la del municipio de Córdoba, que tiene una normativa pionera desde 1995 y en donde un 40% de sierra en su municipio, aún sin ser ser reserva Starlight, posee buenas condiciones para la observación del cielo nocturno, algo que también podría decirse del resto de municipios de la Campiña y Vega del Guadalquivir, más aún los de la Subbética y Alto Guadiato, sin olvidar que hace justo un año hubo una declaración específica para Los Pedroches como Certificado Satarlight.

ORDENANZA A ‘REPLICAR’

Pero volviendo al fin de la citada ordenanza-tipo, el fin que se persigue la ordenanza-tipo de la Junta para cielos nocturnos, y según se definió en la citada reunión mantenida en Córdoba entre técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, la Agencia Provincial de la Energía, la Mancomunidad de Los Pedroches y el Centro de Iniciativas Empresariales y Turísticas de la comarca, es que el grupo de trabajo ayude a confeccionar el texto que evite que cuestiones como el alumbrado público impacten sobre las observaciones astronómicas y preserven la biodiversidad y la propia salud humana. Hay estudios que demuestran que la contaminación lumínica, que no deja de ser una forma de contaminación, también afecta a los biorritmos humanos. Y todo ello reduciendo además el consumo eléctrico en los núcleos de población y, más aún, logrando la cuadratura del círculo para asegurar «un servicio público de alumbrado de calidad», informa la Junta de Andalucía.

Por supuesto, tras estos objetivos se persiguen beneficios que no se limitan, ni mucho menos, a los estético: un tremendo ahorro para los municipios (con acceso a ayudas de todo tipo para las reformas) e «impulsar un mercado emergente para las empresas de consultoría medioambiental», informa la Junta».