Los candidatos afrontan hoy una jornada decisiva, entre la tila y el diazepam, y al albur del señor D’Hondt, a quien se debe la fórmula matemática usada en España para el reparto de escaños. Un sistema que, como es sabido, premia a las primeras fuerzas más votadas y penaliza de la tercera en adelante, con más castigo cuanto menor es la circunscripción y menos son los escaños a repartir (a menos representantes, menor proporcionalidad del voto).

En Córdoba son seis los asientos del Congreso que están en juego y los restos serán decisivos. En los anteriores comicios, el sexto diputado fue para el PSOE hasta el 80% del escrutinio, cuando cayó en el saco de Vox, que finalmente logró un escaño en la provincia. Los populares apuntaron el jueves esa cuestión para reclamar el voto útil del electorado de derechas, advirtiendo, por la cuestión antes explicada, que el voto a Vox puede terminar favoreciendo al PSOE. Eso, no obstante, podría ocurrir siempre que el partido de Santiago Abascal fuera la última fuerza más votada en Córdoba, algo que está por ver y que niegan todos los sondeos, algunos de los cuales la aúpan incluso hasta la tercera posición a nivel nacional. Por esa regla, quien podría quedar fuera de juego es Cs (como apuntó el CIS), pudiendo incluso perder su escaño. Se verá en unas horas.

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Aunque Cataluña, la crisis en ciernes y el bloqueo han sido los temas centrales sobre los que ha pivotado la campaña (amén de Menas y Franco, a propuesta de Vox), en Córdoba los candidatos han hecho un esfuerzo por hablar de los temas locales. La principal promesa de todos si ganan es el desdoblamiento de la N-432 y la ampliación del cercanías de Palma a Villa del Río. El sector agroalimentario también ha tenido un hueco en el argumentario de los partidos, con menciones a la imposición de los aranceles de EEUU o el bajo precio del aceite.

Además, el PSOE y su candidato, Luis Planas, han hablado de sostenibilidad, pensiones, fiscalidad progresiva y autónomos, amén de explicar los logros de un mandato efímero y de alertar del peligro de la desmovilización y del auge de Vox. El PP, por su parte, ha criticado la fuga de inversiones por un gobierno en funciones, y ha vendido bajada de impuestos y gestión económica. Han hablado de logística y empresas y autónomos, además de apelar al voto útil y tratar de explicar que el 10N es un referéndum para sacar a Sánchez de La Moncloa. Los mensajes de Cs han girado en torno a la necesidad de implantar un sistema educativo único, la lucha contra la corrupción, el aeropuerto y los emprendedores y autónomos. Además, han sacado pecho del «modelo andaluz» y apelado al voto útil del desbloqueo. Unidas Podemos, por su parte, ha hablado de nacionalizar el sector eléctrico y bajar tarifas, de una fiscalidad progresiva, de blindar las pensiones, de sanidad y educación públicas y de la necesidad de derogar la reforma laboral. Por último, José Ramírez, de Vox, ha hablado de infraestructuras, campo y paro; ha reivindicado la memoria del militar Rafael Carbonell (muerto en 1923 en Marruecos) y recordado el bombardeo de la aviación republicana sobre Cabra.