De una enorme preocupación a finales de febrero se ha pasado a una situación de normalidad en el comienzo del verano. De unas temperaturas que marcaron valores extremos en junio, julio y agosto del pasado año, se ha pasado a un verano que ha comenzado con termómetros más bajos de lo habitual. Estas circunstancias han influido en los embalses del Guadalquivir, que se encuentran en situación de normalidad (la regulación general está en prealerta). Además, esto ha permitido que Córdoba rompa una tendencia de cuatro años en los que se había producido un descenso progresivo de los niveles de agua almacenados a estas alturas del verano. Los recursos hídricos de los embalses de la provincia llegaron al 96,1% en el 2013 (3.279,2 hectómetros cúbicos). Desde entonces se fue reduciendo el agua embalsadas de manera continua hasta que este año se rompió la tendencia.

Ayer, los pantanos gestionados desde Córdoba por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) estaban al 59,6% y contenían 2.033,8 hectómetros cúbicos. Este dato mejora en 529 hectómetros cúbicos los niveles de hace un año, cuando estaban al 44%. Y es que todos los embalses de la provincia tienen más agua que hace un año, destacando por su volumen Iznájar, que cuenta con 588,3 hectómetros cúbicos (59,9%) y es el que tiene más recursos hídricos de la cuenca del Guadalquivir. Hace un año estaba al 43,2% y retenía 423,7 hectómetros cúbicos. Después se encuentra Bembézar, que almacena 289,3 hectómetros cúbicos (84,5%), y La Breña, que tiene 274, aunque porcentualmente está solo al 33,2%.

El secretario general de la Federación de Regantes del Guadalquivir (Feragua), Pedro Parias, destacaba ayer la buena situación de los embalses situados en la provincia de Córdoba y en la cuenca. «Las lluvias de la primavera y las suaves temperaturas están permitiendo que se requiera menos agua para el regadío», señaló Parias, que sí espera que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir amplíe la posibilidad de extender el periodo de la campaña de regadío y no finalice el 30 de septiembre. «El mapa de cultivos ha cambiado y ya sería idóneo que la Confederación permitiera que se pudiera utilizar los recursos destinados al regadío durante todo el año», explicó.

Hasta mayo el consumo de agua para riego se había reducido en 150 hectómetros en la cuenca respecto al año anterior, ahorro que ha continuado hasta junio en otros 100 hectómetros cúbicos, según indica Parias.