La tarde de terror y caos vivida el jueves en Barcelona deparaba todavía más terror y caos. Por un lado, el comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, reveló poco antes de la medianoche que el atentado terrorista de la Rambla de la capital catalana está conectado con la explosión de la noche del miércoles en la urbanización Montecarlo de Alcanar Platja, en Alcanar (Tarragona). En esta deflagración una persona murió mientras, al parecer, manipulaba bombonas de butano. Los agentes que han inspeccionado las ruinas han hallado más de 20 bombonas. En la explosión resultó herida una segunda persona que ocupaba la vivienda, hospitalizada en el Hospital Virgen de la Cinta.

Por otro lado a la una de la madrugada se produjo un nuevo atropello masivo en el paseo marítimo de Cambrils, en Tarragona. Pero, al parecer, la furgoneta volcó y agentes de los Mossos pudieron abatir a tiros a los cinco ocupantes. Cuatro de ellos fallecieron durante el tiroteo y un quinto ha podido ser detenido, herido. Los atacantes llevaban también cinturones explosivos que, aparentemente, son falsos. Entre los ciudadanos atropellados, seis personas resutaron heridas, una de ellas grave y otra en estado crítico, que ha fallecido horas después en el hospital. También, un agente herido leve.

La acción tiene relación con el atentado de Barcelona de unas horas antes. Emergencias ha recomendado a la población mantenerse confinada en casa por motivos de seguridad.

La conexión de Alcanar

Documentos hallados entre los escombros de la vivienda que se ha volatilizado han permitido establecer la conexión entre lo que tramaban los inquilinos de la casa de Alcanar con la matanza de Barcelona. Al descubrirlo, agentes de los Mossos se han desplazado inmediatamente al hospital en el que se encontraba ingresado el herido, un hombre originario de Melilla. Este, sin embargo, se ha negado a responder las preguntas de los policías, que han decidido detenerlo.

El hallazgo documental ha permitido también establecer una segunda conexión, con Driss Oukabir, un hombre marroquí residente en Ripoll. Todo apunta a que la furgoneta con la que se ha perpetrado el atropello masivo fue alquilada a su nombre.

Ninguno de los dos, por lo tanto, conducía la furgoneta. El principal sospechoso iba solo y, tras atropellar inclementemente a un centenar de ciudadanos que paseaban por la Rambla, ha detenido el vehículo a la altura del Liceu y ha huido a pie, sin mostrar ningún arma.

Segunda explosión en Alcanar

La acción de la retroexcavadora, al remover los escombros, ha provocado una segunda explosión. Según el alcalde de Alcanar, Alfons Montserrat, había una cámara de gas que ha estallado a causa de una chispa surgida por un golpe de la pala de la máquina. Los heridos en esta segunda explosión, ocurrida en la tarde del jueves, son seis agentes de los Mossos d’Esquadra que se encontraban en el lugar -uno de ellos grave-, dos bomberos -heridos leves- y el operario de la retroexcavadora.

Montserrat ha explicado, sobre la primera explosión, que la principal hipótesis es que los dos inquilinos de la vivienda estaban manipulando bombonas de gas. Otras informaciones obtenidas por este diario, no obstante, apuntan a que esta cámara de gas podría tratarse en realidad de un zulo en el que se guardaba una sustancia, distinta del gas butano, que ha provocado la deflagración.

Según los vecinos de Alcanar, en esta casa vivían dos hermanos de origen magrebí. En las dos explosiones, en total, ha muerto un hombre y han resultado heridas 16 personas.

Caza al terrorista

La descripción del conductor de la furgoneta de la Rambla hablaba de un hombre de 1,70 centímetros que vestía una camiseta blanca y azul. Los Mossos y la Guardia Urbana han desembarcado todas las unidades disponibles en el casco antiguo de Barcelona para darle caza. Pero, al cierre de esta edición, seguía huido.

El despliegue policial, combinado con la febril actividad de los teléfonos móviles de los ciudadanos, ha motivado infinidad de rumores que situaban aquí o allá al sospechoso. El más extendido ha sido el que afirmaba que acababa de atrincherarse en un bar, lleno de rehenes, y que la policía ya estaba negociando con él. Nunca ha habido ningún bar. Lo que ha ocurrido es que los agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI), armados con subfusiles y con pasamontañas, han ido inspeccionando uno a uno todos los comercios en los que se hallaban refugiadas las personas que a esa hora se encontraban en la Rambla. Tocaba cerciorarse de que el terrorista fugado no estaba escondido entre ellos.

La estrategia policial seguida ha sido la de ordenar el confinamiento de todas las personas que se encontraran en la zona de búsqueda. Poco a poco los agentes entraban a inspeccionar casas, comercios, bares, cafeterías y, tras comprobar que el conductor homicida no se encontraba allí, evacuaban a los ciudadanos.

Las últimas personas confinadas han salido poco antes de la medianoche. Los turistas hospedados en los hoteles ubicados en la Rambla de Barcelona han podido regresar finalmente a sus alojamientos en pequeños grupos.

Ciudad colapsada

El operativo Jaula, diseñado para evitar que el fugitivo huyera de la ciudad, ha colapsado Barcelona. Se han instalado controles en las principales vías de salida y entrada que conectan la ciudad con el área metropolitana. La saturación de la circulación ha llegado a retener durante horas miles de vehículos en las rondas. Este jueves ha sido caluroso y varios ciudadanos se han acercado a llevar agua a los conductores.

La salida de Barcelona por la B-30, la C-58 o la C-31 han sido algunos de los puntos más complicados. También se han registrado retenciones puntuales en los túneles de Vallvidrera. Los Mossos d’Esquadra continúan la tarea de localizar y atrapar al conductor de la furgoneta que ha matado a 13 personas en la Rambla de Barcelona.