Un total de 6.249 cordobeses han hecho testamento en el primer semestre del año, un 85 más que en el mismo periodo del año 2016, según datos del Colegio Notarial de Andalucía. El año pasado, se formalizaron en Córdoba 11.160 testamentos. En Andalucía fueron 108.845 y 645.291 en toda España. Elaborar un testamento consiste en recoger la voluntad de una persona sobre cómo deben repartirse sus bienes cuando muera, una costumbre que gana adeptos a juzgar por los datos tanto en Andalucía como en España, donde las cifras de testamentos registrados anualmente no han dejado de crecer en la última década.

Hacer testamento es fácil y barato y además permite evitar problemas jurídicos a los herederos estableciendo claramente cómo se debe realizar el reparto de bienes. Basta con acudir a cualquier notaría para informarse de los trámites a seguir. Solo se necesita el Documento Nacional de Identidad y tiene un coste de entre 40 y 50 euros. Los únicos requisitos establecidos es que la persona sea mayor de 14 años y que esté en plena posesión de sus facultades en el momento de la redacción del testamento. El documento solo es válido si es realizado por una persona que sea capaz en la fecha de otorgamiento aunque después pierda sus facultades mentales.

Según la información facilitada por el Consejo General del Notariado, «en la mayor parte de España, donde se aplica el Código Civil, existe la legítima, es decir la parte de una herencia que no puede ser repartida como se desee, si bien algunas comunidades autónomas cuentan con derechos forales, que regulan con ciertas particularidades parte de la herencia».

La ley reconoce pocos casos en los que una persona pueda desheredar a un hijo. Sin embargo, sí es posible en algunos supuestos. «Haber negado el alimento y/o haber sufrido maltrato psíquico o físico» son las causas más comunes que permiten a un progenitor poder desheredar a un hijo. Cuando no existe testamento, es la Ley (el Código Civil o la legislación civil de las comunidades autónomas) la que determina a quien o quienes corresponde heredar, siguiendo un orden establecido de parentesco.