La declaración de independencia en el Parlamento catalán del viernes vino precedida de la semana más intensa de la política catalana, y en buena parte también de la española. Estos son los momentos clave de lo sucedido, en una sucesion de vertiginosos cambios de tendencia.

SÁBADO, 21 DE OCTUBRE

El Gobierno central acuerda una aplicación extensiva del 155 de la Constitución para desarticular prácticamente los pilares de la autonomía de Cataluña. La hipótesis de los días y horas anteriores consistente en una aplicación gradual o parcial de las medidas, es decir, limitada a ciertas áreas del Govern, cae por los suelos. Por la noche, un prudente y contenido Carles Puigdemont comparece para denunciar que se quiere cercenar el autogobierno, pero elude hablar de una declaración unilateral de independencia (DUI) como respuesta.

DOMINGO 22 DE OCTUBRE

El conseller de Presidencia y portavoz del Govern, Jordi Turull, asegura que el Ejecutivo catalán en ningún caso se plantea convocar elecciones para desactivar el 155. «Cataluña será lo que decida el Parlament, el representante legítimo de los ciudadanos, no lo que decidan otros», alega Turull, apostillando que se trata de «un tema de dignidad institucional».

LUNES 23 DE OCTUBRE

Pese a las palabras de Turull, en el partido del president, el PDECat, sigue imponiéndose la tesis de convocar elecciones para hallar una salida a la situación ante la espada de Damocles del 155. En palabras de un destacado dirigente posconvergente, se trata de evitar, entre otras cosas, que se adopten medidas coercitivas. «No quiero que mi president vaya a la cárcel», afirma esta fuente de forma más que elocuente cuando se le pregunta sobre su posición personal (acerca de si prefiere la DUI o los comicios). En todo caso, la posición oficial sigue siendo la de dar cumplimiento al «mandato del 1-O», pero sin ser excesivamente explícitos en lo que se refiere a proclamar la independencia propiamente dicha. Por ello, la presión para convocar elecciones ha estado sobre la mesa siempre durante estos días.

MARTES 24 DE OCTUBRE

En la reunión del Govern, el hoy ya exconseller de Empresa y Conocimiento, Santi Vila, defiende la necesidad de ir a las urnas. Lo mismo plantea la titular de Gobernación, Meritxell Borràs, mientras que el responsable de Justicia, el republicano Carles Mundó, expresa sus dudas. La mayoría defienden la necesidad de sacar adelante con la declaración de independencia. Tras la reunión, en rueda de prensa, Turull ya no descarta ni confirma la hipótesis de la convocatoria de unas elecciones. El martes por la noche, una reunión de unas cinco horas del llamado estado mayor del procés acaba con una supuesta tendencia favorable a emprender el camino de la declaración unilateral. El cónclave acaba con un principio de acuerdo «por la república»».

MIÉRCOLES 25 DE OCTUBRE

El miércoles las cosas cambian. De entrada, el expresident José Montilla, que en su comparecencia en el Parlament el día anterior ya emplazó al president a abandonar la DUI por «patriotismo», se reúne con Puigdemont para rogárselo en privado. Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat por el PSC, también se reunió ese día con Puigdemont, con quien mantiene una buena relación desde que este era alcalde de Gerona y al que le ha hecho llegar muchos mensajes de la Moncloa y de otros ámbitos, informa Roger Pascual.

Puigdemont convoca en el Palau de la Generalitat otra reunión del Govern, a la que en principio se llega con la sensación creciente de que habrá declaración de independencia: el president ha decidido no ir al Senado a presentar sus alegaciones contra el 155, y además Junts pel Sí lleva bajo el brazo un acuerdo formal, labrado minutos antes en una larga e intensa reunión, en favor de levantar la suspensión de la independencia que decretó Puigdemont en su intervención del pasado día 10.

En la reunión se citan los miembros del Govern, los representantes de los partidos que les apoyan y las entidades soberanistas. Nadie invita a la CUP. De los presentes, solo Puigdemont; los coordinadores del PDECat, Marta Pascal y David Bonvehí; los consellers Borràs y Vila, y cómo no, el expresident Artur Mas, invocan la convocatoria de las elecciones. Ni los consellers de ERC, eso sí, con matices de convencimiento, ni los representantes de las entidades las quieren.

Y es que antes de la reunión, Puigdemont ya ha contestado afirmativamente a la oferta que le ha llegado del lendakari, Iñigo Urkullu. Un proceso de mediación con la participación de un grupo de empresarios catalanes capitaneado por Joaquim Coello, Juan José López Burniol, Marian Puig y Emilio Cuatrecasas. El empresario vasco y presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, fue quien hizo de puente entre los directivos catalanes y Urkullu, informa Olga Grau.

Tras este encuentro, el lendakari preguntó a Puigdemont si estaría dispuesto a no efectuar la DUI y convocar elecciones a cambio de que Rajoy se comprometiera a no aplicar el artículo 155. Puigdemont responde el miércoles afirmativamente por correo electrónico y se dispone a preparar al Govern para una convocatoria electoral. La principal garantía que exige Puigdemont a los mediadores para dar el paso es la constatación de que el artículo 155 no se aplicaría en Cataluña bajo ningún precepto.

JUEVES 26 DE OCTUBRE

El jueves por la mañana, Puigdemont reúne en la Generalitat al grupo parlamentario de Junts pel Sí y les anuncia que convocará los comicios. Es una de las reuniones más tensas que se recuerdan. El responsable de Demòcrates, el diputado Antoni Castellà, interroga directamente al president: «¿Tienes cerrado un acuerdo con el Gobierno respecto al 155?». La respuesta de Puigdemont es un sí inequívoco. Pero se enfrenta a una rebelión interna en toda regla, con amenazas de crear un frente junto a ERC y la CUP.

Los altavoces de los posconvergentes empiezan a difundir entonces que lo de las elecciones es un acuerdo «transversal», en el que habían participado los republicanos «aunque ahora se hagan los ofendidos». ERC lo niega indignada; «No compartimos, pero acatamos. La potestad de convocar es exclusivamente suya».

Tras el cónclave, es el turno de las ejecutivas del PDECat y Esquerra. Reuniones largas en espera de la comparecencia del president, lo que da tiempo a que los republicanos se cociesen en su propia incredulidad. El acatamiento inicial se torna en indignación. Y Oriol Junqueras decide un último gesto: si había urnas, ERC rompía el Govern. Más allá del chiste de irse de un Ejecutivo que se finiquita, la intención era poner tierra de por medio con los posconvergentes.

Después, Junqueras y Marta Rovira vuelven a Palau. Ahí Puigdemont les dice que finalmente no había elecciones porque no había conseguido «suficientes garantías» de la Moncloa. Su condición era que el Gobierno ofreciese una confirmación directa mediante una llamada telefónica que no se produjo, que fue el detonante de que el president se echase atrás en su decisión de convocar elecciones. Otras tesis indican que Puigdemont también cambió de criterio por la presión de los suyos y de la calle.

Durante todo el día, en Madrid, el PSOE trata de introducir una enmienda a la aplicación de las medidas del 155 para que en caso de convocatoria electoral en Cataluña, se suspenda la aplicación del hachazo al autogobierno. Pero a medida que pasa la tarde, el president mantiene -en privado- que ya no ve ninguna opción de pacto posible con Rajoy.

El socialista Miquel Iceta se cita con Puigdemont en el Parlament tras la primera jornada del pleno de la DUI en un último y desesperado intento evitar el precipicio. A continuación, el conseller Vila presenta su dimisión. Es un síntoma inequívoco de que la opción de un pacto de Estado se esfuma. Vila siempre había afirmado que se iría si veía que se acababa imponiendo la declaración unilateral.

VIERNES 27 DE OCTUBRE

El viernes ya no hay reuniones que puedan frenar nada. Los diputados de Junts pel Sí hacen valer su posición y registran junto a la CUP dos resoluciones, una de las cuales certifica la independencia y el inicio del proceso constituyente, así como la aplicación de la ley de transitoriedad. «Bien está lo que bien acaba», explica un diputado de Junts pel Sí. Otro admite que vienen tiempos de determinación y «resistencia». A las 15.27 horas, tras una votación secreta, se proclama la independencia.