En la cuarta temporada de 'El Ministerio del Tiempo', que La 1 estrenó el pasado 5 de mayo, hay un personaje que no habla, pero está presente en todos los capítulos. En realidad, no forma parte del reparto, sino del decorado, pero su influencia en la factura de la nueva tanda de capítulos es tal que merecería aparecer en los títulos de crédito. Se trata del lugar donde se han rodado las secuencias que acontecen en el secreto Ministerio. Por su diseño y ambientación, la localización apenas necesitó adornos ni atrezos para evocar el viaje en el tiempo. Parecía hecha a la medida, como si ella misma compusiera el argumento de un episodio de la serie.

La intrahistoria de la nueva temporada de 'El Ministerio del Tiempo' está marcada por esa buena estrella que a menudo acompaña a los proyectos que ven la luz sin presiones extrañas y en los que el azar se pone de lado para convertir la necesidad en virtud. Para conocer los detalles hay que cruzar las puertas del tiempo, como en la ficción, y viajar un año atrás.

TÍTULO DE CULTO

En la primavera de 2019 'El Ministerio...' languidecía en un limbo impropio para una producción erigida en título de culto tras tres temporadas de aplausos y premios. Su último capítulo se había emitido en noviembre de 2017 y en el horizonte no había señales que invitaran a pensar en su regreso, aunque su incorporación al menú de Netflix, que ahora ha heredado HBO, mantuviera vivo el interés del público. A diario me tocaba responder, de media, un centenar de mensajes de seguidores que seguían viendo la serie y querían saber cuándo volvíamos, recuerda Javier Olivares, 'showrunner' de 'El Ministerio...'. En Change.org llegaron a ponerse en marcha varias campañas pidiendo más episodios.

Una imagen del edificio de RNE / JOSÉ LUIS ROCA

Olivares reconoce que nunca apostó por la continuidad de su creación, aunque tampoco la dio por descartada. Hasta que un buen día, a mediados del año pasado, recibió una llamada de TVE anunciándole que había cambiado la dirección de contenidos de la cadena y el nuevo equipo se había llevado las manos a la cabeza al descubrir que una de las joyas de la casa permanecía durmiendo el sueño de los justos. Querían otra temporada y la querían ya.

Pergeñar nuevas tramas no era un problema para alguien que, como él y su equipo más cercano, viven esta serie como una apuesta personal. El desafío que afrontaban no era creativo, sino técnico: el estudio donde ambientaron las temporadas anteriores fue desmontado tras el último rodaje y ahora no tenían tiempo ni presupuesto para crear un nuevo decorado artificial.

EDIFICIO ABANDONADO

Aquí es donde irrumpe el azar. Por casualidad, Jorge Fernández de Soto, director de arte la serie, recordó un viejo edificio abandonado de Radio Nacional situado a las afueras de Arganda, a 30 kilómetros de Madrid, donde había rodado secuencias de otras producciones y pensó que podría ser la solución al problema que tenían entre manos. Acompañó a Olivares y al director, Marc Vigil, a conocer el lugar y lo que encontraron no fue un apaño para salir del paso, sino una auténtica revelación. Parecía que aquella localización hubiera estado esperándoles desde que se escribió la primera línea de guion de esta serie.

Diseñado en 1949 por Diego Méndez, uno de los arquitectos del Valle de los Caídos, el edificio fue inaugurado en 1954 para que la radio pública emitiera desde aquí su señal de onda corta. El logotipo de la emisora que preside la fachada cubre un águila imperial, pero su interior mantiene a la vista el estilo ostentoso de las construcciones franquistas y el aire retrofuturista de la decoración de la época.

El interior del edificio. / JOSÉ LUIS ROCA

Cada rincón parecía sugerir la localización de una secuencia de la serie y solo había que pasar un trapo para quitar el polvo y empezar a rodar. La vieja biblioteca del centro, llena de libros de radiofonía, era ideal para para que Irene, Alonso de Enterríos y Ernesto celebraran sus reuniones; el despacho del director pedía a voces que se instalara en él Salvador Martí; la sala de máquinas, ocupada por dos gigantescos motores, era perfecta para ubicar en ella las puertas del tiempo. Este lugar nos ha permitido potenciar infinitamente el carácter visual que tuvieron las temporadas anteriores, reconoce Olivares.

EXTERIORES

Si 'El Ministerio...' era una serie de exteriores, la cuarta entrega lo es aún más, con secuencias rodadas en entornos como el palacio de Riofrío y la Granja de San Ildefonso (en Segovia), el castillo de Guadamur (Toledo) o el madrileño Museo del Prado. Por estas estancias deambulan esta temporada personajes históricos como Felipe II, Felipe IV, Isabel I, Franco, Picasso, Almodóvar o Josephine Baker, entre otros.

El rodaje de los ocho capítulos que componen la nueva tanda, producidos por TVE, Onza y Globomedia (The Mediapro Studio), empezó el 11 de noviembre y la claqueta sonó por última vez el 20 de febrero, tres semanas antes del estado de alarma. Si el destino de la serie era antes incierto, en la 'nueva normalidad' lo es aún más. Pero si hay una quinta temporada de 'El Ministerio...', al menos el set de rodaje ya está localizado. En un vetusto edificio de Radio Nacional se esconde el boquete por el que los funcionarios del Ministerio pueden colarse para viajar por la historia.