Charles Esten (Pittsburgh, 1965) se dio a conocer en su país como cómico de improvisación, pero su papel de guitarrista torturado en la serie Nashville ha generado menos risas que sollozos. Con motivo de la emisión de la sexta (y ya última) temporada del drama country en Movistar Series, el actor y músico habla de despedidas, lágrimas y sus días con Laura Dern. Nashville es una serie llena de ambición, tensión sexual y corrupción política. Está producida por CMT (Country Music Television) en la que se incorporan al reparto Josh Stamberg (The Affair), Jake Etheridge y Dylan Arnold. T-Bone Burnett y Buddy Miller han producido y compuesto la música.

-Sin entrar en muchos ‘spoilers’, ¿diría que está contento del destino final de su personaje, Deacon Claybourne?

-Para mí ha sido maravilloso interpretar a un personaje que crece. Ahora es un Deacon distinto. Fíjese cómo era al principio. Era un adicto, no dejaba de pelear… Todas las cosas que hacían su música más intensa eran las que arruinaban su vida.

-¿Hay que pasarlo mal para hacer buen arte?

-Oh, bueno, no necesariamente. Puedes pasarlo mal y hacer arte horripilante. Pero, seamos sinceros, existen pruebas infinitas de cómo una temporada en el infierno puede ayudarte a crear arte particularmente muy intenso. Es una de las bellezas de la música: sirve para procesar el dolor. Ese poder catártico, para los artistas y también para el público, siempre ha sido un tema clave de Nashville, en realidad. ¿Usted qué piensa sobre ello?

-Los discos sobre divorcios son los mejores.

-[Risas]. ¡Oh, sí! Como Rumours de Fleetwood Mac. Mire, ¿sabe qué? Las cosas me van bien desde hace unos años. Y en mi faceta de compositor me he dejado inspirar por esa felicidad. Pero no voy a negarle que, durante estos años, estar en el pellejo del pobre Deacon también me ha inspirado mucho.

-Esta es la primera temporada de ‘Nashville’ sin Connie Britton, su eterna compañera y finalmente esposa Rayna. ¿Cómo se llevó la ausencia?

-Recuerdo una escena en el hospital con Rayna y las dos chicas, Maddie [Lennon Stella] y Daphne [Maisy Stella]. Nuestros personajes se despedían de Rayna, pero en esa escena también éramos actores diciendo adiós a una gran aliada. Fue difícil verla irse de la serie [ahora lidera el reparto de 9-1-1, nueva apuesta de Ryan Murphy]. Ella te obligaba a ser mejor actor, además de ser una gran amiga, divertida e inteligente.

-Durante las dos últimas temporadas, ‘Nashville’ ha estado supervisada por Edward Zwick y Marshall Herskovitz, creadores de otra serie exitosa, ‘Treintaytantos’.

-Cuando supe que ellos tomarían las riendas, me alegré mucho. Treintaytantos fue, en su día, muy importante para mi generación. Les ha tocado lidiar con la parte del luto y han sabido hacerlo de maravilla. Sinceramente, creo que hay escenas muy arriesgadas que han sido escritas con gran delicadeza.

-Se dice de usted que es quien mejor llora en televisión, con permiso, quizá, de Claire Danes.

-[Risas]. Es curioso, porque en realidad no lo intento. De hecho, trato de contener las lágrimas todo lo posible. Pero una vez estoy en escena, enseguida empiezan a caer, por mucho que me resista.

-Antes de ‘Nashville’, había hecho en televisión ‘Iluminada’, una serie extraordinaria.

-¡En esa no lloraba tanto! En esa quien lloraba era Laura Dern, incluso en el póster, donde la veíamos con todo el rímel corrido. Su personaje, Amy, sufría como Deacon: quería ser mejor persona, ir hacia un lugar saludable, pero tropezaba una y otra vez. Consigo misma.