Es un talismán. Pisa un plató y la audiencia se dispara. Y no es un fenómeno nuevo: lleva años concitando la atención del público televisivo de manera colosal. Del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, estoy hablando. En La Sexta noche lo saben bien. Cuando ven que la audiencia les flojea un poco, llaman a Revilla, le mantienen 60 o 70 minutos en pantalla, y les arregla la noche del sábado. Esta semana, entre otros muchos temas, se detuvieron ante ese curioso fenómeno escultórico que ha florecido en la localidad cántabra de Polaciones.

Resulta que los vecinos le han edificado a Revilla un monumento, un bajo relieve para ser exactos. A la vista del trabajo, obra del artesano Vicente Diestro, ha surgido un poco de cacao. Parece que Revilla no está del todo complacido. En La Sexta le han sacado el tema. Y Revilla, que es listo, se ha dado cuenta de que lo mejor es tomárselo con humor y declaró: Estoy sin cuello, con la cabeza encajada en los hombros, las orejas enormes..., pero hay cantidad de autocares llenos de gente que van allí a hacerse la foto, o sea como el Ecce Homo de Borja y los presentadores, Iñaki y Verónica, se desternillaban. Hombre, la escultura es singular. Le ha salido al artesano un Revilla más cercano al Planeta de los simios que a la presidencia de Cantabria. Pero no es nuevo en la historia del arte que el modelo se rebele contra el artista que lo plasma.