Corre el año 1974 en el centro de Barcelona. Una mujer se dirige a un juzgado de instrucción, mientras un grupo de falangistas lanza proclamas -«¡Viva España!, ¡Viva Franco!»- y una pareja de grises custodia el edificio. Evidentemente, estamos ante una ficción, aunque dada la situación política convulsa que nos ocupa, se pueden realizar lecturas paralelas y hasta confundirla con la realidad. Como un transeúnte despistado y demasiado impulsivo que, en su día, gritó: «Fachas, ¡fuera de aquí!». «¡Pringao!, que esto es una peli...», le contestaron cerca del set de rodaje de El día de mañana, la nueva ficción que Movistar+ graba, desde el pasado octubre, en Barcelona.

Dirigida por Mariano Barroso (Los lobos de Washington, Todas las mujeres) y basada en la novela homónima del escritor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón, está protagonizada, entre otros, por Oriol Pla (Incierta gloria), Aura Garrido (Amelia, en la serie de TVE-1 El Ministerio del Tiempo), el veterano Karra Elejalde (La madre muerta, Airbag, Ocho apellidos vascos) y Jesús Carroza (7 vírgenes, El niño).

A lo largo de seis episodios de 50 minutos, listos para su estreno el próximo julio, El día de mañana es la historia de unos personajes que buscan su identidad. «Es una metáfora de cómo se vivía en esa España de confusión», apunta Barroso.

La ciudad, entre los años 60 y finales de los 70 -la época de la pretransición-, tiene también un papel importante en la trama de la serie. «Es un periodo que no se ha contado desde Barcelona, llena de color e ilusión, que intuía los cambios que se avecinaban», apunta Domingo Corral, director de Ficción de la plataforma de pago. En palabras de Barroso, no se trata de hacer «un retrato político», sino de mostrar a unas personas «que intentan sobrevivir a su manera». Así, la serie «es una mezcla de géneros, en la que predomina el thriller, aunque también presenta una historia de amor y desamor, de encuentro y desencuentro», zanja el realizador.

EMIGRANTE Y CONFIDENTE / Pla interpreta a Justo Gil, un joven emigrante inquieto, con una madre enferma, que llega a esa gran ciudad «que es una Babilonia» -destaca el actor-, con unas ganas inmensas «de vivir en tiempos convulsos». El actor define a su personaje como «muy poliédrico»: «Está al acecho de la oportunidad, quiere sobrevivir y ser feliz; es egoísta, soberbio, peligroso, oscuro, pero también muy generoso, con mucha luz y ama la vida». A causa de los vaivenes del destino, acaba convirtiéndose en confidente de la Brigada Político-Social, la policía política del régimen.

Garrido es Carme Román, una joven a la que las inundaciones de 1962 de la comarca barcelonesa del Vallés dejaron huérfana y que se traslada a vivir con sus tíos (interpretados por Pep Cruz e Isabel Rocatti). Aspirante a actriz, en su camino se cruza con Justo. «Hace un proceso de emancipación y un camino propio hasta encontrarse a sí misma», cuenta la actriz. Esa conexión con el muchacho «lo atraviesa todo durante toda la vida, para lo bueno y para lo malo».

Elejalde interpreta en la ficción a un policía trasladado a Barcelona para «poner orden» en sus calles y hacer frente al «aperturismo vergonzante» que apremia. «Es un chalado particulamente culto, muy rancio y fachilla», concluye. En esos menesteres también se aplica Mateo (Carroza), un inspector de la Brigada que arrastra a Justo por el camino del espionaje.

Los ensayos para la escena en cuestión, a la puerta del juzgado (en realidad, es la Real Academia de Medicina), se repiten. Hay que pulir detalles. Para uno de los figurantes, enfundado en la camisa azul falangista, el proceso es tedioso. «¡Joder!, qué mal cuerpo se me está quedando...», exclama. Cosas de la ficción y de sus proclamas.