Paco León y su pareja, Anna R. Costa, querían hacer un proyecto conjunto para así poder unir sus universos particulares. Un día escucharon una anécdota sobre Ava Gardner durante su estancia en Madrid, cuando le gritaba a su vecino Juan Domingo Perón: «Perón, cabrón, Perón, maricón» y supieron que allí había una historia. Pero no querían hacer un biopic al uso. Les interesaba la figura de la artista desde el punto de vista de la cerilla que enciende la llama, es decir, como ese huracán indomesticado que llegó a la España de los años 60 y puso patas arriba todo lo que tocó gracias a su libertad y, como dice León, «ganas de cachondeo».

Ava llegó a Madrid para refugiarse de su fama y encontró un espacio donde dar rienda suelta a su pasión por la vida. «Ella llevaba la revolución en su interior», cuenta Debi Mazar, la actriz que la interpreta. «Y la serie gira precisamente en torno a esa dicotomía que se establece entre la represión franquista y la necesidad de escapar a cualquier atadura».

Pero el verdadero foco de Arde Madrid, que estrena hoy Movistar +, se encuentra detrás de la gran estrella. ¿Quién se encargaba de recoger el desorden y los vómitos después de una de sus noches de juerga? Paco y Anna comenzaron a fantasear cómo sería el servicio en casa de Ava Gardner y de ahí salen los personajes de Ana Mari y Manolo, un supuesto matrimonio que entra a trabajar en ese espacio de locura y que representa, cada uno a su manera, una España diferente frente al glamur decadente de la Gardner.

«Ana Mari es instructora de la juventud de la Sección Femenina de Primo de Rivera. Es católica, apostólica, franquista, solterona y coja», cuenta Inma Cuesta. «Por orden del Caudillo será enviada a casa de Ava Gardner para averiguar qué se cuece allí y su contacto con ese universo tan diferente irá abriéndole los ojos y liberándose de los corsés que la tenían reprimida». En cuanto a Manolo, es uno de esos pillos tiernos que se meten en problemas constantemente y que desafiará la rectitud moral de Ana Mari. Está interpretado por Paco León y el actor/director asegura que no ha sido fácil estar a un lado y otro de la cámara. Completan el reparto Anna Castillo, que encarna a la joven Pilar, que también forma parte del servicio de la Gardner y que entrará en conflicto consigo misma al descubrir su sexualidad (y su necesidad masturbatoria) y Julián Villagrán, cuyo personaje, Floren, es el hermano de Ana Mari, padece esquizofrenia, tiene cierta vinculación con los bajos fondos y tendencia al transformismo.

Como dice Paco León, además de elegir bien a los personajes protagonistas, otro gran reto era reconstruir todo el mundo de la farándula del momento. Había que buscar a una Carmen Sevilla, a una Lola Flores, a un Luis Miguel Dominguín... «Eso fue quizá lo más laborioso y optamos porque lo hicieran algunas celebrities patrias para que el proceso de identificación resultara más curioso para el espectador. Por ejemplo, ¿quién podía hacer mejor de duquesa de Alba que su hija Eugenia?».

«Anna y Paco han encontrado un tono muy especial que engloba todos los géneros, desde el drama, la comedia, al cine negro», dice Julián Villagrán. «Queríamos mezclar muchas cosas desde un punto de vista desinhibido», continúa León. «Hablar del franquismo, de la libertad, de las diferencias sociales, de fiestas hasta al amanecer y de la sexualidad femenina, de cómo poco a poco ha ido liberándose».

El look de la serie es otro elemento destacado, con ese blanco y negro por el que tanto lucharon sus creadores y una estética vintage. Por una parte, reproducen la ambientación del cine de los 60 y por eso podemos rastrear influencias de Luis García Berlanga o del neorrealismo italiano, pero por otra, los títulos de crédito están marcados por potentes colores de neón y la banda sonora resulta muy contemporánea. «Si teníamos que buscar un abrigo que luciera Debi Mazar siempre pensábamos… ¿cuál se pondría Kate Moss ahora? Y elegíamos ese, por eso tiene una textura tan retro como actual».