Las historias de amor han sido siempre uno de los temas más resultones en pantalla. Lo que ya no es tan habitual es que una serie mezcle romance, drama, aventuras, historia... ¡y viajes en el tiempo! Es lo que propuso en el 2014 Outlander, la traslación televisiva que hizo Ronald D. Moore (Battlestar Galactica) de la exitosa saga literaria de la escritora estadounidense Diana Gabaldon. Centrada en una enfermera de guerra inglesa de los años 40 que al tocar unas piedras milenarias durante un viaje a Escocia despierta dos siglos atrás (concretamente, en 1743), época en la que se casará con un fornido guerrero de las Tierras Altas, Outlander ha logrado colocar a su pareja protagonista como una de las más intensas de la televisión de las últimas décadas.

La relación de Claire, que llegará a ser una eficiente cirujana en el siglo XX (donde, por cierto, ya estaba casada con otro hombre), con el impetuoso escocés Jamie Fraser se ha caracterizado por no escatimar escenas tórridas a sus fans. Aunque ahora, en una quinta temporada que el lunes 24 estrena en España Movistar Series, ambos estén más preocupados por el conflicto que se avecina en 1767 entre la corona inglesa y las colonias americanas, que años después daría paso a la guerra de la independencia.

FAMILIA / «Si el tema del año pasado fue sobre la construcción del hogar, este nos planteamos qué estarías dispuesto a hacer para proteger ese hogar y a tu familia», explica a este diario Matt Roberts, productor ejecutivo, durante el rodaje de la serie en los estudios de Wardpark, en Glasgow. Situados a las afueras de la ciudad, son los más grandes de Escocia y ahora están exclusivamente dedicados a la serie, con hileras e hileras de vestidos de época, pilas de madera para las casas de los protagonistas (la de Jamie y Claire se ha reproducido también a unos kilómetros de allí, al aire libre, para darle realismo a los planos exteriores) y pasillos plagados de fotos que son un exhaustivo recorrido por las variadas temporadas de la producción de la cadena Starz.

Porque una de las características que definen a Outlander es su capacidad para reinventarse año tras año, cambiando de escenarios de una temporada a otra. «Es como estar en un show distinto cada vez y eso hace que no te quemes», reconoce su guionista y productora Tonia Graphia. Mientras que la primera etapa se ambientó en Escocia, la segunda trasladó a los protagonistas a Francia; la tercera, a alta mar hasta llegar a Jamaica, y la cuarta, a Carolina del Norte, donde Jamie y Claire han establecido su hogar junto a su hija, Brianna, ahora que son también abuelos.

Aunque esta quinta temporada se mantendrá en Carolina del Norte, las referencias a Escocia serán constantes a través de flashbacks, tal como adelanta Roberts. «Será como una estrella invitada del reparto», bromea el productor, que explica que cada año se basan en uno de los libros de Gabaldon, pero fijándose también en tramas de las novelas que le preceden y suceden para que todo encaje.

Este año la serie sitúa a Jamie en un brete: elegir entre seguir las directrices del gobernador, que le ha mandado capturar a Murtagh, su padrino y líder de los reguladores, o ayudar a uno de los pocos familiares que le quedan de Escocia. Sam Heughan, el actor que lo interpreta, explica el dilema que se le plantea a su personaje: «Está dividido. Sabe que los británicos están destinados a fracasar en la guerra que se avecina, pero a la vez es un hombre de honor y tiene que hacer lo que le dicen para proteger a su familia y a su comunidad».

Mientras él se debate entre el deber y el corazón, su mujer, Claire (Caitriona Balfe), se volcará en los enfermos, dedicando una sala de su hogar en Fraser’s Ridge para sus cirugías. Parte del tiempo lo empleará «en tratar de descubrir cómo incorporar todos los conocimientos modernos de medicina que tiene, al pertenecer a los años 60 del siglo XX, sin acabar en la hoguera», recalca la actriz.

Otra de las preocupaciones de Sassenach, el nombre con el que Jamie llama cariñosamente a su mujer, será la sombra de la separación familiar, que planeará de nuevo sobre el clan, debido a los peligros que entrañan para Brianna, la hija que les ha hecho abuelos, esos convulsos años. «Es un tema muy complicado para Claire. Le encanta tener por primera vez esa unidad familiar, pero también quiere que Brianna sea una versión completa de sí misma, que no solo se vea relegada a ser esposa y madre, a lo que desafortunadamente estaría abocada en ese momento», comenta Balfe.

LA PELUCA DE BRIANNA / El siglo XVIII, de todas formas, no le está sentando mal a Brianna, que incluso sorprende a su padre con alguna de sus habilidades. «Sabe disparar, algo que Jamie no esperaría. Yo creo que él la respeta y admira», apunta Sophie Skelton, la actriz que le da vida, que tuvo que recurrir a una peluca para conseguir el tono pelirrojo de los Fraser después de que los tintes casi acabaran con su pelo. Sin embargo, hay algo que todavía preocupa a su personaje: Stephen Bonnet (Ed Speleers), el hombre que la violó. «El año pasado investigué mucho sobre el trastorno de estrés postraumático. Ahora hay muchos flashbacks y veremos que todavía está teniendo pesadillas», avanza.

A su pareja en la ficción, Roger (Richard Rankin), sí que le está costando más adaptarse al pasado, y no solo por el calvario que pasó la anterior temporada cuando fue vendido a los indios por error. «No pertenece a esa época, es como un pez fuera del agua. Yo creo que Brianna también sabe que es más seguro volver a su tiempo, así que hay una historia muy buena por explorar ahí», concluye el actor, que gracias a este rodaje en su Glasgow natal está explotando una de sus pasiones: los caballos.

Outlander tiene confirmada una sexta temporada y Gabaldon no para de proporcionarles material a la pequeña pantalla: tiene escritas ocho novelas de la saga y este año se espera la publicación de la novena.