El comediante, presentador, maratoniano, actor, speaker, entretenedor… Raúl Gómez (Santa Coloma, Barcelona, 1982) es un ejemplo de la confluencia de los astros. Empezó haciendo televisión hace 15 años. Ahora presenta Maraton Man en el canal #0. Nuevos destinos, nuevas amistades, nuevos kilómetros en las piernas.

-El secreto del programa es sin duda Raúl Gomez, pero ¿quién es Raúl Gómez?

-[Ríe] Bueno yo he dicho en redes sociales que soy un entretenedor, sí, porque… Es que he sido tantas cosas... Pero lo que siempre intento es ser actor. Antes de entrar en el mundo de la televisión, ya trabajaba en bodas, bautizos y comuniones para entretener a los niños, como animador en fiestas… Siempre, toda mi vida, me he dedicado a entretener y a arrancar sonrisas. Ese siempre ha sido mi objetivo. Y, poco a poco, iba consiguiéndolo cuando, de repente, ha aparecido Maraton Man. Y aquí se han fusionado todas mis pasiones, que son viajar, correr y poder contar historias. Y meter en este batiburrillo de ingredientes el sentido del humor. Siempre con sentido del humor.

-Sentido del humor, y algo de locura, porque, perdóneme, pero usted está un poco loco…

-Sí, claro, lo que pasa es que la cordura está sobrevalorada. Y, efectivamente, hay quien considera que estoy un poco loco por hacer lo que hago. De hecho, antes de hacer Maraton Man ya me preguntaban por qué corría, por qué esas distancias, quién te manda meterte en eso... Pero bueno, en casa ya saben que estoy un poco loco, y lo bueno del programa es que me dejan manga ancha para poder ser como yo soy. En Maraton Man se ve cómo soy yo realmente, para bien o para mal. Y a mí me gusta pasármelo bien, jugar con la gente…

-¿Nunca ha tenido problemas con su manera de ser, su humor y su locura?

-Bueno, hubo una época que hacía cámaras ocultas y en aquellas situaciones, cuando no saben que les estás grabando, sí puede haber todo tipo de reacciones, pero no en Maraton Man. Llevamos ya 33 programas y nunca he tenido ningún problema. Y creo que la razón es que con toda la locura que tengo y todas las ganas de pasármelo bien con personas de cualquier país, de cualquier religión, de cualquier cultura, siempre lo hago con todo el respeto. Y la gente así lo entiende. Cuando viajo, voy con los ojos y la mente muy abierta y siempre trato a todo el mundo con cierto cuidado. Lo que pasa es que hay culturas en que, bueno, como soy un poco invasivo, y suelo abrazar mucho, según dónde he provocado sorpresa, y había quien preguntaba: «¿Quién es este?, ¿quién es este torbellino?».

-¿Qué destacaría de esta nueva etapa a la cabeza del programa ‘Maraton Man’?

-De los tres años y 33 programas que llevamos, cada capítulo tiene algo que te marca. Y en esta última temporada nos hemos querido pegar un poquito a la actualidad. Y por eso hemos ido a Israel y Palestina. Es la primera vez que voy a un país en conflicto, una situación que llevamos años viendo en televisión: ese enfrentamiento de David contra Goliat, en el que uno ataca con piedras y el otro responde con metralletas. Hemos querido ir a estos países para ver la situación a través de la mirada de los runners. Y la verdad que ha sido una experiencia bonita, muy interesante, muy emocionante…

-¿Y peligrosa?

-No he sentido miedo en ningún momento, quizá porque no hemos ido a Gaza, que es donde está el foco más caliente del conflicto. Hemos corrido una media maratón en Jerusalén, y comprobamos cómo vive la parte de la sociedad más acomodada y, digamos, más feliz. Después quisimos cruzar el muro y… ¡Uff! Es increíble que a estas alturas haya cosas así: un muro de 800 kilómetros que divide dos países. Nos impresionó muchísimo. Ver en el otro lado de ese muro cómo viven los palestinos fue muy interesante. Allí corrimos un maratón muy especial, lo denominan Libertad de Movimiento-Maratón de Palestina. Es como un día de fiesta para ellos, porque es como decir: «Aquí estamos. A ver si nos escuchan y podemos lograr algún día correr sin fronteras». Fue muy emocionante.