Viniendo de una saga en la que se mezclan los actores, los trapecistas, los payasos, los músicos y los escritores, estaba claro que a María León (Sevilla, 1984) le iba a tirar el mundo artístico. Directa, simpática y sin pelos en la lengua, la que fuera protagonista de Allí abajo es uno de los fichajes de la segunda temporada de La casa de las flores, donde comparte parentesco con su hermano en la vida real, Paco León.

Vaya bomba de relojería es su Purificación de La casa de las flores.

Sí! Tiene una personalidad bastante bipolar, cuando coge la moto no hay quien la pare. Es muy obsesiva con lo que quiere, y a su familia la quiere mucho, porque tiene mucho terror a quedarse sola. Su contrincante número uno es su excuñada, Paulina de la Mora.

¿Qué le gustó de ella cuando le ofrecieron el papel?

El abanico de colores cuando me la presentó Manolo. En un principio me costaba mucho entenderla, y eso es lo que más me ilusionó. Es muy interesante hacer de una chica que tiene un corazón enorme y mucho talento, pero también carencias emocionales, lo que la convierte en una bomba de relojería. Y eso, como actriz, me da muchísimo juego, porque río, lloro, beso y pego a la par.

¿Cree que era necesaria la aparición de la hermana de María José para profundizar más en el personaje que hace su hermano Paco?

Viendo el protagonismo que coge María José, era necesario contar un poco su historia, porque si no el personaje se pierde en medio de la telenovela. Y lo de jugar con el parentesco real fue una apuesta muy atrevida de Manolo. A mí al principio me causó mucho respeto, pero ha sido una gozada. Hemos podido poner en los personajes cosas de nuestra crianza, y eso se nota.

¿También la veremos en la tercera temporada de la serie, que ya se ha rodado y que se estrenará próximamente?

Sí, y es ahí donde se explica más el personaje. Si hubieran sido solo dos capítulos, me hubiera quedado con la miel en los labios. Y La casa de las flores no es una serie para mojar un poquito de pan, sino para comerse un bollo entero en salsa!

Los León son un clan muy apegado. No es la primera vez que trabajan juntos. Lo hicieron en las películas dirigidas por su hermano y usted coincidió con su madre en Allí abajo.

En mi profesión, aparte de contar historias, hay que hacerlo desde un juego, y en mi casa siempre ha habido mucho juego. Yo creo que también se trata de una actitud de vida. Actuar en jugar y es darle al play, y nosotros en casa siempre hemos jugado y hemos intentado tener el play puesto.

Su clan también está relacionado con el mundo del circo.

Mi tío abuelo, Pepín León, tiene la Nariz de Oro de payaso, y por parte de los Leones hay muchísimos artistas y tenemos toda una saga que trabaja en el circo. Tengo primos trapecistas, payasos, músicos, escritores... Por parte de los León, el arte siempre ha andado por el salón de casa.

Usted incluso cerraba la función del circo cuando su familia visitaba Sevilla.

Cuando están de gira por España todavía intentamos citarnos con ellos e ir al circo a verlos. Ya no nos ponemos la nariz de payaso, pero de pequeños sí que nos disfrazaban para hacer el saludo final, que yo recuerdo como el momento más emocionante de mi infancia.

¿De ahí le viene su afición por el espectáculo? ¿O tuvo su hermano Paco mucho que ver en ello?

Como en casa siempre hemos tenido a mano el arte, no es una cosa que pensara. El espectáculo siempre me había gustado por una cosa o por otra, tanto bailando, cantando, actuando o poniéndome una nariz de payaso. No fue una decisión hasta que, a una cierta edad, me planteé a qué quería dedicarme. Paco, que me lleva 10 años, tuvo una conversación conmigo de hermano mayor y me dijo: creo que esto es lo que a ti te apasiona. Así que ya le puedo dar las gracias!

¿Le dio pena el final de Allí abajo, después de cinco temporadas?

Sí, siempre tienes ese sentimiento con un proyecto que lleva tanto tiempo y en el que acabas creando una familia. Aunque yo prefería que se terminara y despedirnos con cariño a que aquello se fuera desdibujando solo.

¿Le gustó el final de Carmen, su personaje?

¿Si pienso que Carmen se hubiera merecido un poquito más? Pues sí. Pero es que en el final estuvo todo un poco resumido, pero no solo el personaje de Carmen, sino en general. Y es una pena que personajes a los que la gente les ha tomado tanto cariño se despidan sin más. Pero tampoco era mi decisión.

¿Cree que hubieran necesitado otra temporada?

No, me refiero solo al capítulo final. Sé que mucha gente sintió que estaba resumido y eso también es buena señal, porque significa que se quedaron con ganas de más.

En su última entrevista televisiva la lió parda cuando le dijo a Broncano en La resistencia: "El poco tiempo que tengo lo empleo en gastar el dinero y en follar".

(Ríe). No hay mejor plan en el mundo, además de reír.

Vamos, que no tiene pelos en la lengua.

A mí me gusta decir lo que siento para que la gente me conozca. Eso me hace sentirme mejor conmigo misma. Si intento decir lo que a la gente le gustaría escuchar, me siento una estafadora. Prefiero decir lo que pienso y que luego la gente decida si le gusta o no.